lunes, 16 de enero de 2012

GESSICA GIOHANNA ESPEJO VELÁSQUEZ

UIS, Linguística III, 2011

En este trabajo se ponen en práctica los conocimientos sobre análisis textual adquirido en el curso de lingüística III, con el docente Joel Francisco Gómez. Se aplicaron al texto Luvina las teorías de Macroestructura y Superestructura de Teun van Dijk, el modelo actancial propuesto por Greimas y los conceptos de coherencia y cohesión, con el fin de profundizar en el texto ya mencionado y poder entender o interpretar los diferentes fenómenos al interior del escrito.

“La lingüística del texto como tal aparece por primera vez en varios trabajos, independientes entre sí, aparecidos en Europa central en la segunda mitad de los años sesenta”[1], pero su real origen no es este, sino que viaja unos años más atrás con los antecedentes y aportaciones de la Retórica que “han ejercido un influencia directa en su nacimiento”[2]. Sin embargo, la retórica no se ha olvidado, su desarrollo continúa y se extiende debido “a que algunos de los primeros y más destacados representantes de la lingüística del texto provienen del campo literario y estilístico, y aportaron conocimientos de las ideas tradicionales de retórica, poética y estilística”[3]. Según lo que anota Bernárdez, a este grupo de teóricos pertenece Teun van Dijk, del cual se ha tomado aquí parte de su teoría para encontrar la estructuración de forma y contenido del texto.

Sus aportes de macroestructura y superestructura fueron aplicados en el trabajo para desarrollar algunos puntos que hacen referencia a lo que él propone. La macrestructura, por medio de sus macrorreglas y macroproposisciones, permitió que se encontrara la estructura global del contenido temático del cuento de Juan Rulfo. De este modo se mostró la organización del contenido semántico del texto, permitiendo esto una conciencia más amplia sobre las ideas centrales y la temática global inmersa en dicho cuento. Además, de constatarse que Luvina es un escrito coherente pues de él se pudo deducir y reconstruir su macroestructura.

Por otra parte la superestructura, proporcionó herramientas que permitieron sustentar la hipótesis de que el texto aquí estudiado tiene una estructura narrativa dominante, y descartar la idea de que se trataba de un texto descriptivo. A lo largo del trabajo se verán desarrolladas estas teorías de Van Dijk de una manera más completa.

Otro aporte importante del estudio de los textos narrativos utilizado en este análisis, tiene que ver con Greimas y su modelo actancial, por medio del cual se analizaron categorías como sujeto – objeto, destinador – destinatario y ayudante – oponente, encontrando de este modo cuál es el rol, la función y la importancia de cada uno de los personajes, además de comprender que no solo hacen parte de la acción los personajes de carne y hueso, sino también las ideas abstractas, que se configuran como actantes.

Por otro lado este trabajo muestra la importancia de los elementos anafóricos y catafóricos, de las repeticiones y de las inferencias para la configuración de un texto y la lectura del mismo. Las inferencias consisten en las representaciones mentales que hace un sujeto para tratar de comprender un mensaje; las anáforas y catáforas, que llegan a formar parte del proceso de inferencias, y las repeticiones cumplen una función referencial que relaciona y enlaza información anterior y posterior de un texto. Todos estos elementos, que se presentan en el texto y que muchas veces el lector no es consciente de ello, contribuyen al mantenimiento de la coherencia y la cohesión de contenidos semánticos, ya que su función es retomar el hilo conductor del texto.

Todos los conceptos y teorías aquí resaltadas son aportes de la lingüística del texto que permiten poner de manifiesto todos los elementos que interactúan, no solo al interior de un escrito, sino también del texto en relación con el lector. El trabajo de los diferentes teóricos permite dar una explicación y una sustentación de los fenómenos ocurridos en el texto, como por ejemplo, entender cómo ocurre su configuración, la función de los personajes, la importancia de las repeticiones, cómo se permite su comprensión, entre otras cosas, que permiten una consciencia más amplia de la temática y la estructura de los textos.

LUVINA[4]

Juan Rulfo

A continuación se anexará el cuento que se trabajará en este análisis, con el fin de facilitar la realización de los puntos que más adelante se desarrollarán. El cuento se encuentra dividido por párrafos, para que más adelante, si se necesita citar uno de ellos, no sea necesario transcribirlo todo, sino simplemente citar el párrafo al que se hace referencia. También se hace sobre la narración una división por secuencia, a la manera como lo hace Grimas en su libro la semiótica del texto[5], en donde analiza el relato Deux Amis de Maupassant; esto con el fin de crear una primera idea de la temática del texto y poder observarlo en su globalidad. Por último, al inicio de algunas líneas o parágrafos se añadieron las letras N.E. (narrador extradiegético), para señalar que en esos fragmentos interviene una persona diferente al narrador personaje que relata su historia en Luvina.

Cabe anotar que las citaciones que se encuentran dentro del cuento Luvina fueron colocadas allí por el autor de libro de donde fue tomada la narración.

SECUENCIA I: DESCRIPCIÓN DE LUVINA

El terreno

§1.De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda, y la loma que sube hacia Luvina la nombran Cuesta de la Piedra Cruda. El aire y el sol se han encargado de desmenuzarla, de modo que la tierra de por allí es blanca y brillante como si estuviera rociada siempre por el rocío del amanecer; aunque esto es un puro decir, porque en Luvina los días son tan fríos como las noches y el rocío se cuaja en el cielo antes que llegue a caer sobre la tierra.

§2....Y la tierra es empinada. Se desgaja por todos lados en barrancas hondas, de un fondo que se pierde de tan lejano. Dicen los de Luvina que de aquellas barrancas suben los sueños; pero yo lo único que vi subir fue el viento, en tremolina, como si allá abajo lo hubieran encañonado en tubos de carrizo. Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas en la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes. Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote[6] con sus amapolas blancas. Pero el chicalote pronto se marchita. Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas, haciendo un ruido como el de un cuchillo sobre una piedra de afilar.

El viento

§3.-Ya mirará usted ese viento que sopla sobre Luvina. Es pardo. Dicen que porque arrastra arena de volcán; pero lo cierto es que es un aire negro. Ya lo verá usted. Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera. Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate, dejando los paredones lisos, descobijados. Luego rasca como si tuviera uñas: uno lo oye mañana y tarde, hora tras hora, sin descanso, raspando las paredes, arrancando tecatas de tierra, escarbando con su pala picuda por debajo de las puertas, hasta sentirlo bullir dentro de uno como si se pusiera a remover los goznes de nuestros mismos huesos. Ya lo verá usted.

N.E. §4.El hombre aquel que hablaba se quedó callado un rato, mirando hacia afuera.

N.E. §5.Hasta ellos llegaba el sonido del río pasando sus crecidas aguas por las ramas de los camichines; el rumor del aire moviendo suavemente las hojas de los almendros, y los gritos de los niños jugando en el pequeño espacio iluminado por la luz que salía de la tienda.

N.E. §6.Los comejenes entraban y rebotaban contra la lámpara de petróleo, cayendo al suelo con las alas chamuscadas.

El cielo

N.E. §7.Y afuera seguía avanzando la noche

-¡Oye, Camilo, mándanos otras dos cervezas más!

N.E.-volvió a decir el hombre. Después añadió:

-Otra cosa, señor. Nunca verá usted un cielo azul en Luvina. Allí todo el horizonte está desteñido; nublado siempre por una mancha caliginosa que no se borra nunca. Todo el lomerío pelón, sin un árbol, sin una cosa verde para descansar los ojos; todo envuelto en el calín ceniciento. Usted verá eso; aquellos cerros apagados como si estuvieran muertos y a Luvina en el más alto, coronándolo con su blanco caserío como si fuera una corona de muerto...

N.E. §8.Los gritos de los niños se acercaron hasta meterse dentro de la tienda. Eso hizo que el hombre se levantara, fuera hacia la puerta y les dijera: “¡Váyanse más lejos! ¡No interrumpan! Sigan jugando, pero sin armar alboroto”.

La lluvia

N.E. §9.Luego, dirigiéndose otra vez a la mesa, se sentó y dijo:

-Pues sí, como le estaba diciendo. Allá llueve poco. A mediados de año llegan unas cuantas tormentas que azotan la tierra y la desgarran, dejando nada más el pedregal flotando encima del tepetate. Es bueno ver entonces cómo se arrastran las nubes, cómo andan de un cerro a otro dando tumbos como si fueran vejigas infladas; rebotando y pegando de truenos igual que si se quebraran en el filo de las barrancas. Pero después de diez o doce días se van y no regresan sino al año siguiente, y a veces se da el caso de que no regresen en varios años.

§10....Sí, llueve poco. Tan poco o casi nada, tanto que la tierra, además de estar reseca y achicada como cuero viejo, se ha llenado de rajaduras y de esa cosa que allí llama ‘pasojos de agua’, que no son sino terrones endurecidos como piedras filosas que se clavan en los pies de uno al caminar, como si allí hasta a la tierra le hubieran crecido espinas. Como si así fuera.

La tristeza

§11.Bebió la cerveza hasta dejar sólo burbujas de espuma en la botella y siguió diciendo:

-Por cualquier lado que se le mire, Luvina es un lugar muy triste. Usted que va para allá se dará cuenta. Yo diría que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca. Está allí como si allí hubiera nacido. Y hasta se puede probar y sentir, porque está siempre encima de uno, apretada contra de uno, y porque es oprimente como una gran cataplasma sobre la viva carne del corazón.

§ 12.“...Dicen los de allí que cuando llena la luna, ven de bulto la figura del viento recorriendo las calles de Luvina, llevando a rastras una cobija negra; pero yo siempre lo que llegué a ver, cuando había luna en Luvina, fue la imagen del desconsuelo... siempre.

La bebida

§13.”Pero tómese su cerveza. Veo que no le ha dado ni siquiera una probadita[7]. Tómesela. O tal vez no le guste así tibia como está. Y es que aquí no hay de otra. Yo sé que así sabe mal; que agarra un sabor como a meados de burro. Aquí uno se acostumbra. A fe que allá ni siquiera esto se consigue. Cuando vaya a Luvina la extrañará. Allí no podrá probar sino un mezcal[8] que ellos hacen con una yerba llamada hojasé, y que a los primeros tragos estará usted dando de volteretas como si lo chacamotearan. Mejor tómese su cerveza. Yo sé lo que le digo.”

N.E. §14.Allá afuera seguía oyéndose el batallar del río. El rumor del aire. Los niños jugando. Parecía ser aún temprano, en la noche.

N.E §15.El hombre se había ido a asomar una vez más a la puerta y había vuelto.

SECUENCIA II: EN LUVINA

La Llegada

N.E. §16.Ahora venía diciendo:

-Resulta fácil ver las cosas desde aquí, meramente traídas por el recuerdo, donde no tienen parecido ninguno. Pero a mí no me cuesta ningún trabajo seguir hablándole de lo que sé, tratándose de Luvina. Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado. Y ahora usted va para allá... Está bien. Me parece recordar el principio. Me pongo en su lugar y pienso... Mire usted, cuando yo llegué por primera vez a Luvina... ¿Pero me permite antes que me tome su cerveza? Veo que usted no le hace caso. Y a mí me sirve de mucho. Me alivia. Siento como si me enjuagara la cabeza con aceite alcanforado... Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar siquiera que descansaran las bestias. En cuanto nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

-Yo me vuelvo -nos dijo.

-Espera, ¿no vas a dejar sestear a tus animales? Están muy aporreados.

-Aquí se fregarían más -nos dijo- mejor me vuelvo.

Y se fue dejándose caer por la Cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado[9].

§17.Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en la mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en nuestros brazos. En medio de aquel lugar en donde sólo se oía el viento...

§18.Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.

§19.Entonces yo le pregunté a mi mujer:

-¿En qué país estamos, Agripina?

Y ella se alzó de hombros.

-Bueno, si no te importa, ve a buscar dónde comer y dónde pasar la noche. Aquí te aguardamos -le dije.

Ella agarró al más pequeño de sus hijos y se fue. Pero no regresó.

La iglesia

§20.Al atardecer, cuando el sol alumbraba sólo las puntas de los cerros, fuimos a buscarla. Anduvimos por los callejones de Luvina, hasta que la encontramos metida en la iglesia: sentada mero en medio de aquella iglesia solitaria, con el niño dormido entre sus piernas.

-¿Qué haces aquí Agripina?

-Entré a rezar -nos dijo.

-¿Para qué? -le pregunté yo.

Y ella se alzó de hombros.

Allí no había a quién rezarle. Era un jacalón vacío, sin puertas, nada más con unos socavones abiertos y un techo resquebrajado por donde se colaba el aire como un cedazo.

La comida

§21.-¿Dónde está la fonda?

-No hay ninguna fonda.

-¿Y el mesón?

-No hay ningún mesón

-¿Viste a alguien? ¿Vive alguien aquí? -le pregunté.

-Sí, allí enfrente... unas mujeres... Las sigo viendo. Mira, allí tras las rendijas de esa puerta veo brillar los ojos que nos miran... Han estado asomándose para acá... Míralas. Veo las bolas brillantes de sus ojos... Pero no tienen qué darnos de comer. Me dijeron sin sacar la cabeza que en este pueblo no había de comer... Entonces entré aquí a rezar, a pedirle a Dios por nosotros.

-¿Porqué no regresaste allí? Te estuvimos esperando.

-Entré aquí a rezar. No he terminado todavía.

-¿Qué país es éste, Agripina?

Y ella volvió a alzarse de hombros.

La noche

§22.Aquella noche nos acomodamos para dormir en un rincón de la iglesia, detrás del altar desmantelado. Hasta allí llegaba el viento, aunque un poco menos fuerte. Lo estuvimos oyendo pasar encima de nosotros, con sus largos aullidos; lo estuvimos oyendo entrar y salir de los huecos socavones de las puertas; golpeando con sus manos de aire las cruces del vía crucis[10]; unas cruces grandes y duras hechas con palo de mezquite que colgaban de las paredes a todo lo largo de la iglesia, amarradas con alambres que rechinaban a cada sacudida del viento como si fuera un rechinar de dientes.

§23.Los niños lloraban porque no los dejaba dormir el miedo. Y mi mujer, tratando de retenerlos a todos entre sus brazos. Abrazando su manojo de hijos. Y yo allí, sin saber qué hacer.

§24.Poco antes del amanecer se calmó el viento. Después regresó. Pero hubo un momento en esa madrugada en que todo se quedó tranquilo, como si el cielo se hubiera juntado con la tierra, aplastando los ruidos con su peso... Se oía la respiración de los niños ya descansada. Oía el resuello de mi mujer ahí a mi lado:

-¿Qué es? -me dijo.

-¿Qué es qué? -le pregunté.

-Eso, el ruido ese.

-Es el silencio. Duérmete. Descansa, aunque sea un poquito, que ya va a amanecer.

Las mujeres

§25.Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo. Me levanté y se oyó el aletear más fuerte, como si la parvada de murciélagos se hubiera espantado y volara hacia los agujeros de las puertas. Entonces caminé de puntitas hacia allá, sintiendo delante de mí aquel murmullo sordo. Me detuve en la puerta y las vi. Vi a todas las mujeres de Luvina con su cántaro al hombro, con el rebozo colgado de su cabeza y sus figuras negras sobre el negro fondo de la noche.

-¿Qué quieren? -les pregunté- ¿Qué buscan a estas horas?

Una de ellas respondió:

-Vamos por agua.

Las vi paradas frente a mí, mirándome. Luego, como si fueran sombras, echaron a caminar calle abajo con sus negros cántaros.

§26.No, no se me olvidará jamás esa primera noche que pasé en Luvina.

§27....¿No cree usted que esto se merece otro trago? Aunque sea nomás para que se me quite el mal sabor del recuerdo.

SECUENCIA III: EL TIEMPO


§28.-Me parece que usted me preguntó cuántos años estuve en Luvina, ¿verdad...? La verdad es que no lo sé. Perdí la noción del tiempo desde que las fiebres me lo enrevesaron; pero debió haber sido una eternidad... Y es que allá el tiempo es muy largo. Nadie lleva la cuenta de las horas ni a nadie le preocupa cómo van amontonándose los años. Los días comienzan y se acaban. Luego viene la noche. Solamente el día y la noche hasta el día de la muerte, que para ellos es una esperanza.

§29.Usted ha de pensar que le estoy dando vueltas a una misma idea. Y así es, sí señor... Estar sentado en el umbral de la puerta, mirando la salida y la puesta del sol, subiendo y bajando la cabeza, hasta que acaban aflojándose los resortes y entonces todo se queda quieto, sin tiempo, como si viviera siempre en la eternidad. Esto hacen allí los viejos.

SECUENCIA IV: LOS HABITANTES

Los habitantes

§30.Porque en Luvina sólo viven los puros viejos y los que todavía no han nacido, como quien dice... Y mujeres sin fuerzas, casi trabadas de tan flacas. Los niños que han nacido allí se han ido... Apenas les clarea el alba[11] y ya son hombres. Como quien dice, pegan el brinco del pecho de la madre al azadón y desaparecen de Luvina. Así es allí la cosa.

Las costumbres

§31.Sólo quedan los puros viejos y las mujeres solas, o con un marido que anda donde sólo Dios sabe dónde... Vienen de vez en cuando como las tormentas de que le hablaba; se oye un murmullo en todo el pueblo cuando regresan y uno como gruñido cuando se van... Dejan el costal de bastimento para los viejos y plantan otro hijo en el vientre de sus mujeres, y ya nadie vuelve a saber de ellos hasta el año siguiente, y a veces nunca... Es la costumbre. Allí le dicen la ley, pero es lo mismo. Los hijos se pasan la vida trabajando para los padres como ellos trabajaron para los suyos y como quién sabe cuántos atrás de ellos cumplieron con su ley...

§32.Mientras tanto, los viejos aguardan por ellos y por el día de la muerte, sentados en sus puertas, con los brazos caídos, movidos sólo por esa gracia que es la gratitud[12] del hijo... Solos, en aquella soledad de Luvina.

SECUECIA V: LAS IDEAS

El gobierno

§33.Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena.

-¡Vámonos de aquí! -les dije-. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará.’

Ellos me oyeron, sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos, de los que sólo se asomaba una lucecita allá muy adentro.

-¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al Gobierno?

Les dije que sí.

-También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre de Gobierno.

Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre.

Y tienen razón, ¿sabe usted? El señor[13] ese sólo se acuerda de ellos cuando alguno de los muchachos ha hecho alguna fechoría acá abajo. Entonces manda por él hasta Luvina y se lo matan. De ahí en más no saben si existe.

-Tú nos quieres decir que dejemos Luvina porque, según tú, ya estuvo bueno de aguantar hambres sin necesidad -me dijeron-. Pero si nosotros nos vamos, ¿quién se llevará a nuestros muertos? Ellos viven aquí y no podemos dejarlos solos.

El clima

§34.Y allá siguen. Usted los verá ahora que vaya. Mascando bagazos de mezquite seco y tragándose su propia saliva. Los mirará pasar como sombras, repegados al muro de las casas, casi arrastrados por el viento.

-¿No oyen ese viento? -les acabé por decir-. Él acabará con ustedes.

-Dura lo que debe de durar. Es el mandato de Dios -me contestaron-. Malo cuando deja de hacer aire. Cuando eso sucede, el sol se arrima mucho a Luvina y nos chupa la sangre y la poca agua que tenemos en el pellejo. El aire hace que el sol se esté allá arriba. Así es mejor.

§35.Ya no volví a decir nada. Me salí de Luvina y no he vuelto ni pienso regresar.

SECUENCIA VI: LA ILUSIÓN

§36....Pero mire las maromas que da el mundo. Usted va para allá ahora, dentro de pocas horas. Tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’. En esa época tenía yo mis fuerzas. Estaba cargado de ideas... Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas. Y uno va con esa plasta encima para plasmarla en todas partes. Pero en Luvina no cuajó eso. Hice el experimento y se deshizo...

§37.San Juan Luvina. Me sonaba a nombre de cielo aquel nombre. Pero aquello es el purgatorio[14]. Un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros y ya no hay ni quien le ladre al silencio; pues en cuanto uno se acostumbra al vendaval que allí sopla, no se oye sino el silencio[15] que hay en todas las soledades. Y eso acaba con uno. Míreme a mí. Conmigo acabó. Usted que va para allá comprenderá pronto lo que le digo...

SECUENCIA VII: LA SOMNOLENCIA

§38.¿Qué opina usted si le pedimos a este señor que nos matice unos mezcalitos[16]? Con la cerveza se levanta uno a cada rato y eso interrumpe mucho la plática. ¡Oye, Camilo, mándanos ahora unos mezcales!

Pues sí, como le estaba yo diciendo...”

N.E. §39.Pero no dijo nada. Se quedó mirando un punto fijo sobre la mesa donde los comejenes ya sin sus alas rondaban como gusanitos desnudos.

N.E. §40.Afuera seguía oyéndose cómo avanzaba la noche. El chapoteo del río contra los troncos de los camichines. El griterío ya muy lejano de los niños. Por el pequeño cielo de la puerta se asomaban las estrellas.

N.E §41.El hombre que miraba a los comejenes se recostó sobre la mesa y se quedó dormido.

ANÁLISIS DEL CUENTO

1. Presente una muestra, mínimo de los doce primeros renglones, en la cual usted ubique los elementos anafóricos y catafóricos de su cuento o texto de análisis. Explique con que elementos guardan relación anafórica o catafórica:

En este primer punto se puede hacer evidente que “el lenguaje tiene una doble virtud: la de referir ciertos contenidos y la de poder referirse a sí mismo, es decir, a todo lo que se ha dicho o se dirá a lo largo de su desarrollo. El lenguaje tiene propiedades fóricas: anafóricas (de referencia a lo dicho) y catafóricas (que anuncian lo que se dirá a continuación)”[17].Estas propiedades retóricas son elementos importantes que llegan a formar parte en el proceso de inferencias, ya que, además de contribuir con la coherencia del texto al llevar un hilo conductor, cumplen un aspecto referencial que le permiten al lector relacionar o enlazar información con contenidos anteriores o posteriores, según sea el caso. Además, me parece importante resaltar que las anáforas, las catáforas y también las cadenas nominativas ayudan a mantener la unidad textual sin tener que caer en la repetición exagerada de las mismas palabras.

A continuación se presentarán algunas relaciones anafóricas y catafóricas que se encuentran inmersas en “Luvina”, además, de mostrar una cadena nominativa:

ANAFORAS:

LUVINA: Allí – allá: adverbios de lugar

Ese lugar – este pueblo – el pueblo: Sustantivos

ü “De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda,…”

ü “Otra cosa, señor. Nunca verá usted un cielo azul en Luvina. Allí todo el horizonte está desteñido;…”

ü Luvina es un lugar muy triste. Usted que va para allá se dará cuenta.”

ü “Pero a mí no me cuenta ningún trabajo seguir hablando de lo que sé, tratándose de Luvina. Allá viví. Allá dejé la vida… Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.”

ü “Me dijeron sin sacar la cabeza que en este pueblo no había de comer… (Estas palabras son pronunciadas por unas mujeres que habitan en Luvina y con este pueblo hacen referencia al lugar en el que viven).”

ü “Solo quedan los puros viejos y las mujeres solas o con un marido que anda donde solo Dios sabe dónde… Vienen de vez en cuento como las tormentas de que le hablaba; se oye un murmullo en todo el pueblo cuando regresan y uno como gruñido cuando se van…” (en este parte de la narración el personaje principal hace una descripción de Luvina la cual nombra con la anáfora “el pueblo”)

CERROS: El: artículo

ü “De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso.”

PIEDRA GRIS: La: artículo

ü Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal…”

VIENTO: Se – lo: pronombre personal

Sus: adjetivo posesivo

ü “Ya mirará usted ese viento que sopla sobre Luvina. Es pardo. Dicen que porque arrastra arena del volcán; pero lo cierto es que es un aire negro. Ya lo verá usted. Se planta el Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera. Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate, dejando los paredones lisos, descobijados. Luego rasca como si tuviera uñas: uno looye a mañana y tarde…”

ü “Hasta allí llegaba el viento, aunque un poco menos fuerte. Lo estuvimos oyendo pasar por encima de nosotros, con sus largos aullidos; lo estuvimos oyendo entrar y salir por los huecos socavones de las puertas; golpeando con sus manos de aire las cruces del vía crucis.”

MI MUJER: Ella: pronombre personal

Te – se – la – le: pronombre personal

Agripina: sustantivo

ü “Entonces yo le pregunté a mi mujer:

¿En qué país estamos Agripina?

Y ella se alzó de hombros.

-Bueno, si no te importa, ve a buscar dónde comer y dónde pasar la noche. Aquí te aguardamos – le dije.

Ella agarró al más pequeño de sus hijos y se fue.

Pero no regresó.

Al atardecer, cuando el sol alumbraba solo las puntas de los cerros, fuimos a buscarla. Anduvimos por los callejones de Luvina, hasta que la encontramos metida en la iglesia;…”

IGLESIA: Aquí – allí: adverbio de lugar

ü “Anduvimos por los callejones de Luvina, hasta que la encontramos metida en la iglesia; sentada mero en medio de aquella iglesia solitaria, son el niño dormido entre sus piernas.

- ¿Qué haces aquí Agripina?

- Entré a rezar – nos dijo.

- ¿Para qué? – le pregunté yo.

Y ella se alzó de hombros.

Allí no había a quién rezarle.”

TRISTEZA: La – se: pronombre personal

ü “Y usted si quiere puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca. Esta allí como si allí hubiera nacido. Y hasta se puede probar y sentir, porque esta siempre encima de uno,…”

CATÁFORAS: Esa cosa: pronombre demostrativo

Nos: pronombre personal

Le: pronombre personal

ü “Sí, llueve poco. Tan poco o casi nada, tanto que la tierra, además de estar reseca y achicada como cuero viejo, se ha llenado de rajaduras y de esa cosa que allí llaman “pasojos de agua”, que no son sino terrones endurecidos como piedras filosas,…”

ü “Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar ni siquiera que descansaran las bestias. En cuento nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

- Yo me vuelvo – nos dijo.

- Espera, ¿no vas a dejar que sestear tus animales? Están muy aporreados.

- Aquí se fregarían más – nos dijo – mejor me vuelvo.

Y se fue dejándose caer por la cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado.

Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí parados en mitad de la plaza, con todos nuestros aguares en los brazos.”

ü “Entonces yo le pregunté a mi mujer…”

CADENA NOMINATIVA: Bestias – animales – caballos: sustantivos

ü “Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar ni siquiera que descansaran las

bestias.En cuento nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

- Yo me vuelvo – nos dijo.

- Espera, ¿no vas a dejar que sestear tus animales? Están muy aporreados.

- Aquí se fregarían más – nos dijo – mejor me vuelvo.

Y se fue dejándose caer por la cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado.”

2. ¿Qué valor tienen las repeticiones (a. Léxicas, b. Por omisión, c. Por sustitución sintagmática, oracional, pronominal, d. Por sinónimos, hipónimos, cohipónimos, e. Otros)?

Según Cosimo Caputo, autor visto en clase, las repeticiones tiene cuatro funciones: la cognitiva, que favorece la producción y la comprensión, la textual, que al referirse a información ya conocida crea enlaces entre enunciados, la conversacional, que permite que el texto fluya haciendo progresar las diferentes conversaciones dentro del mismo, y la étnica, que sirve para mostrar la identidad del grupo.

A continuación se citan algunas repeticiones encontradas en el cuento de Juan Rulfo.

Repeticiones léxicas:

“La reiteración puede establecer una relación de identidad referencial, es decir que los términos se relacionan unos con los otros por tener el mismo referente, por inclusión o por exclusión”[18].

A. Por repetición:

Luvina:

ü A lo largo del cuento, la palabra “Luvina” se repite treinta veces, desde el título, que recibe el nombre de este pueblo, hasta el final. Esta reiteración “establece una relación de identidad referencial”[19], lo que permite establecer una cohesión léxica al interior del texto. Además, este recurso de repetición es utilizado por el autor para recalcar esa importancia que Luvina tiene dentro del texto, y al mismo tiempo para configurarla como el pueblo fantasmagórico que es. Tiene una función textual por las conexiones que crea y una cognitiva, ya que ayuda a la comprensión y atrae la atención sobre el fenómeno social que se encuentra en el cuento.

Gobierno:

ü -¡Vámonos de aquí! -les dije-. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará.’

Ellos me oyeron, sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos, de los que sólo se asomaba una lucecita allá muy adentro.

-¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al Gobierno?

Les dije que sí.

-También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre de Gobierno.

Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre.

Y tienen razón, ¿sabe usted? El señor ese sólo se acuerda de ellos cuando alguno de los muchachos ha hecho alguna fechoría acá abajo. Entonces manda por él hasta Luvina y se lo matan. De ahí en más no saben si existe.

Esta parte del texto se encuentra en el párrafo 33, y la palabra gobierno, como se puede ver, se repite cinco veces casi de manera seguida. Esta falta de variación léxica, según María Cristina Martínez, “obedece evidente a una función pedagógica como es la de servir de refuerzo a un concepto que acaba de ser introducido”[20], en este caso no es un recurso pedagógico, pero sí un recurso que el autor utiliza para reforzar lo que en este contexto quiere decir la palabra Gobierno, no simplemente es la mención de esta entidad pública que hace referencia a la política, sino una sería de ideas acerca de ella, como la incredibilidad hacia las acciones gubernamentales o las acciones de un mandatario corrupto. Dicha repetición, tiene una función textual, ya que se refiere a información conocida, creando enlaces léxicos, una función cognitiva, porque lleva a lector a que se centre en la problemática política de Luvina, y una función conversacional, porque permite que el diálogo entre el protagonista y los abuelos tengan un tema en común y de ese modo la conversación progrese.

Murciélagos:

ü Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo. Me levanté y se oyó el aletear más fuerte, como si la parvada de murciélagos se hubiera espantado y volara hacia los agujeros de las puertas. Entonces caminé de puntitas hacia allá, sintiendo delante de mí aquel murmullo sordo. Me detuve en la puerta y las vi. Vi a todas las mujeres de Luvina con su cántaro al hombro, con el rebozo colgado de su cabeza y sus figuras negras sobre el negro fondo de la noche.

Del mismo modo que en la repetición anterior, en este caso el autor recalca, por medio de la reiteración de una palabra, la importancia y la sensación que para el narrador – protagonista tiene la presencia de las mujeres de Luvina, una presencia espectral que se atreve a comparar con el aletear de murciélagos, y no solo eso, sino a reiterar esa idea, dando a entender que ese momento para él fue demasiado impactante y trata de representarlo por medio de la comparación. Esta reiteración del término murciélago reúne la función textual y cognitiva.

Tristeza:

ü “Luvina es un lugar muy triste. Usted que va para allá se dará cuenta. Yo diría que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara. Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca.”

Esta repetición de la de la palabra tristeza tiene como propósito hacer referencia a ese lugar tan triste que es Luvina, además, de reforzar la idea de que ese pueble es un lugar donde habita el desconsuelo, y de mantener la cohesión por medio de la reiteración de la misma idea y del mismo léxico. Cumple una función cognitiva y textual, ya que llama la atención y crea enlaces entre enunciados.

B. Por sinonimia:

ü Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar ni siquiera que descansaran las

bestias.En cuento nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

- Yo me vuelvo – nos dijo.

- Espera, ¿no vas a dejar que sestear tus animales? Están muy aporreados.

- Aquí se fregarían más – nos dijo – mejor me vuelvo.

Y se fue dejándose caer por la cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado.

Esta repetición por sinonimia, que puede ser tomada como una cadena nominativa, tiene un valor estilístico, debido a que el autor no repite el mismo término, sino que lo cambia por otros que tienen el mismo referente y conservan la misma idea, aumentando de este modo el enriquecimiento del vocabulario y alejándose de caer en una tediosa repetición. Esta idea estilística de la sinonimia pude encontrarse expresada en el texto Análisis del discurso[21]. Además, tiene una función textual, porque crea conexiones léxicas entre diferentes palabras que tienen el mismo referente.

C. Por superordenación

ü “Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas en la tierra”

La superordenación “ocurre cuando el escritor utilizan términos que establecen un relación asimétrica entre ellos con el fin de analizar y reforzar la expresión del concepto”[22], como se observar en este caso, en donde el autor del cuento hace una explicación de qué son las dulcamaras, “por medio de una relación de inclusión”[23]: así, las dulcamaras pertenecen a esa plantitas tristes. Aquí también se puede ver una relación entre un hiperónimo (plantas tristes) y un hipónimo (la dulcamara). Tiene una función cognitiva, debido a que favorece la comprensión.

D. Oracional

ü Mire usted, cuando yo llegué por primera vez a Luvina... ¿Pero me permite antes que me tome su cerveza? Veo que usted no le hace caso. Y a mí me sirve de mucho. Me alivia. Siento como si me enjuagara la cabeza con aceite alcanforado... Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar siquiera que descansaran las bestias.

En este caso, la repetición que se evidencia en este párrafo se hace para retomar la idea que el narrador estaba trabajando, como se puede ver el narrador iba a empezar a hablar de cuando llegó a Luvina, pero se interrumpe por medio de una interrogación que él mismo le hace a su compañero, y para volver al objeto principal de su conversación se ve forzado a repetir la última frase que había pronuncia antes de que cambiara la idea. Esta reiteración oracional crea una conexión entre los enunciados del texto, así que tiene una función textual.

E. Por sustitución pronominal

ü “Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.”

Esta repetición, que se hace por medio de un pro – adverbio, sustituye un elemento del texto, en este caso “plaza”, y de este modo mantiene una idea, corroborando con la coherencia textual. La sustitución es endofórica, ya que remplaza elementos internos del texto. Cumple una función textual y a la vez cognitiva ya que ayuda a la comprensión.

ü “Cuando vaya a Luvina la extrañará. Allí no podrá probar sino un mezcal…”

Al igual que en la anterior frase, se hace aquí una sustitución endofórica de la apalabra Luvina por medio de un pro – adverbio, logrando con su función textual la coherencia y la cohesión en la idea tratada en esta parte del texto.

ü “Los hijos se pasan la vida trabajando para los padres como ellos trabajaron para los suyos”

En esta oración la reiteración se da por medio de un pronombre que como “todas las proformas establece una referencia de identidad plena”[24], consiguiendo con esto la unidad semántica del texto y cumpliendo con su función textual de coherencia y cohesión, así como su función cognitiva al facilitar la comprensión del escrito.

ü “Hasta allí llegaba el viento, aunque un poco menos fuerte, lo estuvimos oyendo pasar con por encima de nosotros, con sus largos aullidos.”

Aquí se hace una repetición por medio de un posesivo que sustituye al sustantivo viento. Se considera una sustitución por medio de proformas, en este caso de tipo pronominal. Su valor está en el hecho de que al sustituir no cambia el contenido, sino que conserva la misma idea. Cumple una función cognitiva y textual al guardar la coherencia y la cohesión interna del texto, y facilitar su comprensión.

*

Como se ha anotado a lo largo de este punto y como lo dice Bernárdez, “la repetición puede considerarse uno de los medio fundamentales de manifestación de cohesión textual”[25] , además de conservar por medio de la recurrencia la coherencia del texto.

3. Qué valor tienen las figuras literarias, si las hay.

Figuras literarias presentes en Luvina:

Símil: A es como B:

ü “Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas, haciendo un ruido como el de un cuchillo sobre una piedra de afilar.”

Esta figura literaria hace referencia al chicalotes marchito, aquí se “establece una identidad entre dos términos (real, A; imagen, B)”[26] que lo que buscan es representar una suceso por medio de la comparación. Este símil recrea el rozar de las espinas con el fuerte viento de Luvina.

ü “Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera.”

Aquí se hace referencia al actuar del viento, en donde la figura literaria tiene un valor comparativo, dando explicación o haciendo una representación de ese viento de Luvina que es penetrante y frío, que pareciera que hiere a las personas de Luvina.

ü “Se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate.”

También con un valor comparativo, esta construcción análoga, que hace referencia al viento, muestra lo fuerte que es el aire y lo pobre que llega a ser la gente de Luvina, que ni siquiera la construcción de sus casas resiste las ráfagas y las ventiscas que pasan por el pueblo.

ü “Luego rasca como si tuviera uñas”

Siguen los símiles referentes al viento, y continúan acentuándose esas características ásperas del mismo. El contacto con el aire no complace ni agrada a las personas que viven en Luvina, ya que “rasca como si tuviera uñas”, lo que asegura que es hiriente, ya que no dice que acaricia con sus uñas, sino que rasca con ellas.

ü “Aquellos cerros apagados como si estuvieran muertos”

Aquí se hace referencia a los cerros en los que se encuentra Luvina, en donde se relacionan el silencio y la soledad de aquel lugar con la misma muerte, representando así con más fuerza y exactitud la intensidad de aquel aspecto apagado y solitario de los cerros que rodean a Luvina.

ü “Es bueno ver entonces cómo se arrastran las nubes, cómo andan de un cerro a otro dando tumbos como si fueran vejigas infladas.”

Esta figura literaria se encuentra en la parte del texto donde se habla de las pocas lluvias que llegan a Luvina (párrafo 9), y trata de representar, por medio de la comparación, que esas pocas lluvias que llegan al pueblo se convierten en grandes tormentas, ya que si las nubes están como vejigas inflamadas se crea la imagen de unas nubes que están a punto de estallar y dejan caer el aguacero que baña a Luvina.

ü “Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros.”

Este símil, que compara el ruido que el narrador - protagonista oyó durante la primera noche en Luvina y el aletear de murciélagos, muestra lo impactante que para aquel personaje fue esa primer crepúsculo en aquel cerro, el sonido que ocasionaban las mujeres se traducía, para el protagonista, en ese alucinante y espectral aletear de estos animales nocturnos.

Metáfora pura: B en lugar de A

ü “Apenas les aclarea el alba”

Esta metáfora pura hace referencia a los niños que nacen en Luvina, con la cual se quiere decir: cuando los niños empiezan a crecer, del mismo modo como lo hace el sol cuando sale poco a poco al amanecer. En el Libros Cuentos hispanoamericanos del siglo XX[27], de donde fue tomado el cuento, se resalta esta metáfora dando una explicación de ella, de la cual aquí se retoma esa explicación. Por otra parte, esta construcción metafórica puede tener un valor simbólico, ya que “el símbolo es lo que representa otra cosa en virtud de una correspondencia analógica”[28], como sucede en esta metáfora.

4. Qué superestructura tiene. Explique por qué.

Para realizar este punto no se tendrá en cuenta el contenido o tema del texto como tal, solo se hará un esquema del la organización lógica del texto, en este caso una narración, teniendo en cuenta únicamente las partes de las que se constituye el escrito, ya que, según el trabajo realizado por Teun A. van Dijk, se denominan superestructuras “a las estructuras globales que caracterizan un tipo de texto. Por lo tanto, una estructura narrativa es una superestructura independientemente del contenido (es decir: de la macroestructura) de la narración"[29]

Van Dijk presenta en su libro “Ciencia del Texto”[30] una estructura narrativa que se compone de varias categorías: la complicación, que hace referencia a una acción que debe poseer cierto interés, ya que “por regla general, un hablante sólo explicará unos sucesos o acciones que en cierta manera sean interesantes”[31], constituyéndose esta regla en una característica pragmática del habla. La resolución, que son esas reacciones que tienen los personajes frente al suceso anterior. Estas dos categorías forman lo que Van Dijk llama suceso, que es “el núcleo de un texto narrativo cotidiano”[32]. En un relato, también aparecen algunos detalles puntuales como el lugar, la hora y la circunstancia en la que tienen cabida los hechos a los que se hace alusión, este conjunto de datos y especificaciones se denominan marco, categoría que junto al suceso forman el episodio de la historia narrada.

Aparte de las categorías mencionadas encontramos la evaluación, que es el aporte que el narrador hace con su opinión o su valoración acerca del suceso, que junto a la trama, que es una seria variada de episodios, forman lo que llamamos historia. Por último se encuentra la moraleja, que es la conclusión de la historia, esta parte del relato es propia de de las fábulas.

Estas categorías de la superestructura narrativa se pueden representar en el siguiente esquema:

NARR[33]


Historia Moraleja


Episodio Evaluación


Marco Suceso

Complicación Resolución

Ahora bien, teniendo en cuenta este esquema narrativo, se situaran estas partes en el texto del que se ocupa este análisis:

COMPLICACIÓN: el hecho central de la historia, que pertenece a esta categoría, se encuentra en la Secuencia II, que va del párrafo 16 al 27, (véanse las pág.: 6 a 9). En esta parte del cuento se narra lo que el protagonista vivió durante la primera noche que pasó en Luvina, no es un hecho cualquiera sino un suceso que goza de gran importancia e interés ya que, en primer lugar, en esta experiencia del personaje se acentúan las características de Luvina, aquellas características que anteriormente se habían descrito; en la conversación que el narrador – protagonista tiene con el arriero se puede presencias esa visión que tienen las personas que se acercan a Luvina:

“En cuanto nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

-Yo me vuelvo -nos dijo.

-Espera, ¿no vas a dejar sestear a tus animales? Están muy aporreados.

-Aquí se fregarían más -nos dijo- mejor me vuelvo.

Y se fue dejándose caer por la Cuesta de la Piedra Cruda, espoleando sus caballos como si se alejara de algún lugar endemoniado”

“Aquí se fregarían más” y “como si se alejara de algún lugar endemoniado”, son frases que muestran ese aspecto frívolo y agonizante que presenta este pueblo.

En otro fragmento: “Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en la mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en nuestros brazos. En medio de aquel lugar en donde sólo se oía el viento...”, se resalta, ya no como una descripción, sino como una vivencia propia del personaje, la soledad de Luvina, esa desolación que tanto la caracteriza. También la descripción de las mujeres, caracterizadas por su aspecto fantasmagórico y oscuro: “Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros”, “y sus figuras negras sobre el negro fondo de la noche”, son palabras que muestran lo que para el personaje es Luvina. Y así, se encuentran otros matices, como la descripción de la iglesia o la falta de comida, que recrea el ambiente de dicho pueblo.

En segundo lugar, estas acciones relatadas se hacen interesantes por la marca que dejaron en el personaje. Durante la narración él dice lo siguiente: “No, no se me olvidará jamás esa primera noche que pasé en Luvina”, y es que no pasó cualquier noche, fueros largas horas donde sintió un viento escalofriante: “Hasta allí llegaba el viento, aunque un poco menos fuerte. Lo estuvimos oyendo pasar encima de nosotros, con sus largos aullidos”, donde sus hijos sintieron miedo: “Los niños lloraban porque no los dejaba dormir el miedo”, y donde presenció hechos tenebrosos: “Era como un aletear de murciélagos”.

Otro hecho o complicación importante que se presenta en el cuento es el que se encuentra en la secuencia V, que va del párrafo 33 al 35 (véanse las pág.: 10 y 11), en donde se plasman las ideas que tienen los habitantes acerca del gobierno y del clima de Luvina, que debido a este hecho se hace interesante, ya que permite al lector rastrear aspectos referentes al pensamiento que allí se plasma. Por ejemplo, en el fragmento: “Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre”, se puede ver que los viejos o habitantes del pueblo no creen en la política que para ellos existe, y esta incredibilidad frente al Gobierno puede ser un indicio de corrupción que se ejerce sobre Luvina, como lo hace ver Juan Carlos Peinado[34] en la citación que hace sobre esta parte del texto.

En esta parte de la estructura narrativa encontramos el “qué” de la historia, el cual tiene un inicio, un nudo y un desenlace:

ü Inicio: se encuentra en la llegada de los personajes a Luvina, ya que desde este instante es de donde se empiezan a presencias los hechos.

ü Nudo: está presente en la primera noche que los personajes pasan en el pueblo y en el diálogo que el protagonista tiene con los habitantes de aquel lugar, debido a que son las partes de la historia en donde se complica el accionar del sujeto.

ü Desenlace: es la decisión de callar y abandonar el pueblo que el narrador – protagonista toma, pues es en este momento en donde finalizan los sucesos que los personajes viven en Luvina.

RESOLUCIÓN: se dijo que esta categoría hace alusión a aquellas reacciones que los personajes implicados en la historia tienen frente a los hechos ocurridos. Durante las dos complicaciones mencionadas anteriormente se encuentran las siguientes resoluciones:

En la primara complicación:

Rezar: “Pero no tienen qué darnos de comer. Me dijeron sin sacar la cabeza que en este pueblo no había de comer... Entonces entré aquí a rezar, a pedirle a Dios por nosotros”. La mujer, al no hallar comida, decide entrar a la iglesia y elevar algunas plegarias al cielo para que Dios los ayude, esta es su reacción ante un suceso que la atormenta y la atemoriza, pues se acaba de dar cuenta que en Luvina se presentaran muchas dificultades.

Llorar:“Los niños lloraban porque no los dejaba dormir el miedo”. Frente a la tenebrosa noche y al espantoso viento que golpeaba “con sus manos de aire las cruces del vía crucis”, los niños reaccionaron de una manera angustiante, mostrando de esta forma que los hechos que en aquel pueblo se presenciaban no eran propias del ambiente del que ellos procedían y que no se iban a acostumbrar fácilmente a lo que Luvina les deparaba.

Levantarse: “Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo. Me levanté y se oyó el aletear más fuerte, como si la parvada de murciélagos se hubiera espantado y volara hacia los agujeros de las puertas”. Ante la presencia extraña, que el narrador compara con la de animales nocturnos, él decide ponerse de pie y hacer frente a ese miedo que podía provocar un “aletear de murciélagos”, es una resolución valiente que lo lleva a encontrar a las mujeres del pueblo.

Recordar: “No, no se me olvidará jamás esa primera noche que pasé en Luvina”. Es la reacciones que tiene el narrador después de pasar aquellas horas del crepúsculo, que para él y su familia no fueron agradables. Su manera de enfrentar esos hechos es recordándolos siempre, como una marca que Luvina dejó en él.

En la segunda complicación:

Aceptar:“Y tienen razón, ¿sabe usted? El señor ese sólo se acuerda de ellos cuando alguno de los muchachos ha hecho alguna fechoría acá abajo”. Ante el rechazo que los habitantes del pueblo sienten hacia el gobierno, el personaje – narrador no reacciona de una manera contradictoria expresando oposición hacia el pensamiento político de aquellos viejos, su manera de vivir este suceso es aceptar que la incredibilidad que allí se vive tiene una razón de ser, y termina por adoptar estas ideas que antes no compartía.

Callar: “Tú nos quieres decir que dejemos Luvina porque, según tú, ya estuvo bueno de aguantar hambres sin necesidad -me dijeron-. Pero si nosotros nos vamos, ¿quién se llevará a nuestros muertos? Ellos viven aquí y no podemos dejarlos solos”. “-¿No oyen ese viento? -les acabé por decir-. Él acabará con ustedes. -Dura lo que debe de durar. Es el mandato de Dios -me contestaron-. Malo cuando deja de hacer aire. Cuando eso sucede, el sol se arrima mucho a Luvina y nos chupa la sangre y la poca agua que tenemos en el pellejo. El aire hace que el sol se esté allá arriba. Así es mejor.” Ante estas negativas que el narrador recibe, cuando trata de aconsejar a los viejos que se alejen de Luvina, no le queda otra opción que dejar de intentar lo que hasta el momento no pudo alcanzar : “ya no volví a decir nada”, esta fue su reacción.

Abandonar: Sí, dejar Luvina fue la decisión que finalmente terminó por tomar el narrador de esta historia, “me salí de Luvina y no he vuelto ni pienso regresar”. Después de las cosas vividas su reacción o resolución fue dejar lo que para él fue una experiencia abrumadora: “Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado”.

La complicación y la resolución forman el SUCESO.

MARCO:

Lugar: Luvina. El cuento desde el título ubica al lector en este pueblo que durante todo el relato es caracterizado como un sitio triste, solitario, fantasmagórico y moribundo, como se puede ver en los siguientes fragmentos:

ü “Por cualquier lado que se le mire, Luvina es un lugar muy triste. Usted que va para allá se dará cuenta. Yo diría que es el lugar donde anida la tristeza. Donde no se conoce la sonrisa, como si a toda la gente le hubieran entablado la cara.”

ü “Pero a mí no me cuesta ningún trabajo seguir hablándole de lo que sé, tratándose de Luvina. Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.”

ü “Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en la mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en nuestros brazos. En medio de aquel lugar en donde sólo se oía el viento...Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.”

ü “San Juan Luvina. Me sonaba a nombre de cielo aquel nombre. Pero aquello es el purgatorio. Un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros y ya no hay ni quien le ladre al silencio”

Además, se sitúa explícitamente al lector al principio de la complicación cundo el narrador dice: “Bueno, le contaba que cuando llegué por primera vez a Luvina, el arriero que nos llevó no quiso dejar siquiera que descansaran las bestias”, definitivamente es este pueblo y no otro donde se presentan las acciones. ¿Pero dónde queda Luvina?

Para contestar esta pregunta y ubicar el cuente en una zona más representativa o conocida es necesario citar las siguientes partes de la narración:

ü “Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote con sus amapolas blancas.”

ü “Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate, dejando los paredones lisos, descobijados.”

ü “A fe que allá ni siquiera esto se consigue. Cuando vaya a Luvina la extrañará. Allí no podrá probar sino un mezcal que ellos hacen con una yerba llamada hojasé,…”

ü “Usted los verá ahora que vaya. Mascando bagazos de mezquite seco y tragándose su propia saliva.”

Las palabras que se encuentran en negrilla son una fuente de información que en este análisis es de gran importancia, ya que con los datos que de ellas se puede sacar se ubicaría a Luvina en la ciudad de México. El chicalote es una planta rodeada de espinas que “pertenece a la familia de las Papaveraceaes y es nativa de México”[35]; el sombrero de petate es una accesorio “utilizado tanto por el campesino mestizo como por muchos grupos indígenas[36] de la cultura mexicana; el mezcal es una bebida alcohólica originaria de los estados de Durango, Tamaulipas, Oaxaca y Guerrero, todos estos lugares pertenecientes a México; y el mezquite, “que es una especie de leguminosa del género prosopis, se encuentra principalmente es el sur de EE.UU., desde la frontera mexicana, en Texas, al sudoeste de Kansas”. Con lo anteriormente dicho tenesmos varios indicios de estar frente a un texto que nos habla de una situación vivida en ciudad de México.

Tiempo: en cuento al tiempo, el texto no es específico, no da ninguna fecha exacta de los hechos ni ningún otro indicio evidente para poder ubicarlo de manera temporal, pero el narrador extradiegético, aquel que interviene en el texto dando unas explicaciones acerca del lugar donde se presenta el monologo, hace mención de la lámpara de petrolero: “Los comejenes entraban y rebotaban contra la lámpara de petróleo, cayendo al suelo con las alas chamuscadas”, si tenemos en el cuento este tipo de lámparas quizá no estamos hablando de del siglo XX, debido a que en esta época se maneja la luz por medio de la electricidad.

Si se tiene en cuenta que: “en 1830, Reichenbach y el Dr. Christian inventaron el queroseno (líquido que resulta de la destilación del petróleo) y en 1870 la lámpara de petróleo o queroseno era casi de uso universal”[37], entonces, se puede ubicar el momento en el que el personaje cuenta lo que le sucedió, por medio de su monólogo, en el siglo XIX, y también se ubicaría en este siglo el momento mismo en el que le sucedieron dichos acontecimientos, debido a que aquellos hechos tuvieron lugar solo unos pocos años antes: “tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’”.

Hasta aquí, con la complicación, la resolución y el marco, tenernos el EPISODIO del texto.

EVALUACIÓN: las opiniones o las valoraciones que da el narrador-interno acerca del suceso son las siguientes:

ü “San Juan Luvina. Me sonaba a nombre de cielo aquel nombre. Pero aquello es el purgatorio. Un lugar moribundo donde se han muerto hasta los perros y ya no hay ni quien le ladre al silencio; pues en cuanto uno se acostumbra al vendaval que allí sopla, no se oye sino el silencio que hay en todas las soledades. Y eso acaba con uno. Míreme a mí. Conmigo acabó. Usted que va para allá comprenderá pronto lo que le digo...”

ü “Resulta fácil ver las cosas desde aquí, meramente traídas por el recuerdo, donde no tienen parecido ninguno. Pero a mí no me cuesta ningún trabajo seguir hablándole de lo que sé, tratándose de Luvina. Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.”

Esta es la valoración que el narrador – interno tiene acerca de lo que experimentó en Luvina, un lugar donde, según él, se viven sacrificios y penalidades, un lugar donde ronda la muerte, pues hasta los perros se han muerto y con él mismo acabó, un pueblo silencioso, solitario y por eso triste, un sitio a donde él no desearía volver.

Al llegar a este punto en donde se ha reunido el episodio y la evaluación tenemos lo que es la HISTORIA. Sin embargo, faltaría nombrar otras partes de las que se compone el texto, que son la descripción y la estructura dialogal. Según el esquema (NARR) que se muestra al principio de este punto, el texto narrativo no tienen o no se conforma por descripciones, pero aquí es necesario decir que ese esquema, de acuerdo a lo que menciona Van Dijk[38], hace referencia a las narraciones naturales o sencillas que nacen de las conversaciones cotidianas. Así, que si en este caso se habla de un relato literario es necesario tener en cuenta aquellas formas estilísticas de las que se sirve el autor para trasmitir la historia.

LA DESCRIPCIÓN: esta se encuentra en la Secuencia I, que va del párrafo 1 al 15 (véanse las pág.: 3 a 6). Allí se hace una descripción de Luvina, tocándose aspectos como el terreno, el viento, la lluvia, el cielo, la bebida y la tristeza. También, en la Secuencia IV, que va del párrafo 30 al 32, se hace una descripción, más breve que la anterior, acerca de los habitantes de Luvina y sus costumbres.

CONVERSACIONAL – DIALOGAL: en algunas partes del cuento se encuentran diálogos que son citados por aquella voz que está narrando la historia. A lo largo de esas conversaciones interviene el arriero, Agripina y los habitantes del pueblo, quienes interactúan con el narrador – protagonista.

EL NARRADOR: por último, se debe tener en cuenta que una narración debe tener un narrador, en este caso encontramos dos:

Narrador 1: es el que cuenta los hechos que tuvieron lugar en Luvina, y que hacen parte de su propia historia. Él se encuentra en el foco interno, ya que su visión va dentro de sí mismo, no es una visión externa de los hechos, y según la voz, esta narrador es extradiegético, porque hace parte de lo narrado, y autodiegético, porque es él quien protagoniza los hechos.

Narrador 2: es el que presenta al lector lo que sucede durante el monólogo que sostiene el narrador-autodiegético. Su foco es externo, debido a que su visión se encuentra fuera de la historia, y según la voz es extradiegético, ya que no hace parte de lo narrado, es una tercera persona. Pienso que el autor introduce este narrador con el fin de recalcar algunas diferencias que existen entre Luvina y el lugar en el que se encuentra el protagonista a la hora de contar su historia. En Luvina “solo quedan los puros viejos”, “es el lugar donde anida la tristeza”, en cambio en ese otro lugar en donde el protagonista se toma sus cervezas, hay alegría, la cual es representada por “los gritos de los niños jugando en el pequeño espacio iluminado por la luz que salía de la tienda”, este comentario lo hace el narrador – externo.

*

Según todo lo mostrado en este punto acerca de las partes que conforman el texto, se puede asegurar que Luvina tiene una superestructura narrativa flexible, ya que permite la introducción de otro tipo de estructura, es este caso la descriptiva y la dialogal, con lo cual se está hablando de un texto heterogéneo, que según J. M Adam, es aquel “en el que no hay un solo tipo de superestructura”[39]

5. Cómo es su macroestructura y cómo se configura la coherencia global y semántica.

Para encontrar como se presenta la macroestructura del cuento que aquí se analiza, se tendrá en cuenta la propuesta que Van Dijk presenta en su libro ciencia del texto[40], en donde por medio de macrorreglas como la omisión, selección, generalización y construcción, se pueden obtener las ideas principales sobre las que trata un texto.

Las macrorreglas hacen referencia a “una reconstrucción de aquella parte de nuestra capacidad lingüística con la que enlazamos significados más grandes. Es decir: introducimos un orden en lo que a primera vista no es más que una larga y complicada serie de relaciones, como por ejemplo entre proposiciones de un texto.”[41] Con lo cual, lo que se desea hacer en esta parte del trabajo es organizar la información que el texto ofrece, extrayendo los elementos más importantes para la reconstrucción del mismo. A partir de estas macroproposiciones, que se extraen de las diferentes secuencias temáticas, puede deducirse el tema u objeto principal del texto analizado.

Teniendo en cuenta la extensión del texto de Juan Rulfo, al inicio de este trabajo se hizo una división por secuencias del cuento, con el fin de englobar las temáticas tratadas al interior del mismo y facilitar de este modo la comprensión y la realización del trabajo. Por tanto para este punto se recurrirá a dichas divisiones.

Macroestructura presente en Luvina:

M1: En Luvina no aprovechan la tierra.

M2: A Luvina sube un viento tenebroso

M3: Luvina siempre esta nebulosa

M4: En Luvina llueve poco

M5: En Luvina anida la tristeza

Estas primeras macroproposiciones fueron tomadas de la primera secuencia del texto, en donde se hace una descripción de Luvina. Según Van Dijk, debido a que en una narración existe una acción global, “la acción se vuelve más esencial que por ejemplo el aspecto exterior de los personajes que actúan o de las condiciones atmosféricas”[42], lo que quiere decir, que en una superestructura narrativa, como la que se está trabajando, las acciones prevalecen o son más importantes que las descripciones, pero en este cuento dichas descripciones atmosféricas de Luvina no pueden ser tenidas como información secundaria ya que ofrecen elementos relevantes e importantes para el desarrollo de la historia. Además, Luvina está presente desde el título y el rol actancial que juega es muy importante.

La primera macroproposición se hace relevante debido a que si un terreno le ofrece a sus pobladores un piedra gris, como en este caso, lo más lógico sería que le sacaran provecho económico, pero en este pueblo sucede lo contrario y este hecho puede ser un indicio de las aptitudes de los habitantes frente al trabajo, como ser perezoso o despreocupados.

Es normal que en todos los lugares exista el paso del viento, pero un viento como el de Luvina, que “no deja ni crecer las dulcamaras”, que es un “aire negro” o que tiene propiedades animadas, como rascar, morder o bullir, es un aire que no debe pasar desapercibido. Lo mismo sucede con el hecho de que Luvina siempre esté nebulosa, un pueblo puede estar opaco durante temporadas invernales o jornadas lluviosas, pero que esté “nublado siempre por una mancha caliginosa” no es común, y mucho menos en un pueblo donde casi nunca llega la lluvia. Que en este pueblo llueva “tan poco o casi nada”, y que allí “anide la tristeza” son hechos también importantes para la configuración de Luvina, ya que son inherentes y propios de este pueblo y no de otros.

M6: El protagonista viajó con su familia a Luvina

M7: Ellos no encontraron qué comer no dónde dormir

M8: Decidieron dormir en la iglesia

M9: Los niños tenían miedo por el viento que allí entraba

M10: Las mujeres del pueblo salieron a la madrugada a buscar agua

Estas macroproposiciones fueron tomadas de la segunda secuencia, en donde se habla de la primera noche que los personajes pasaron en Luvina. Fueron extraídas porque engloban los hechos que sucedieron esa noche, no es necesario decir que viajaron con un arriero, por considerarse que no es un acaecimiento relevante para dicho viaje, además, en esa zona rural en donde se sitúa a los personajes es común y natural que el trasporte sea por medio de las bestias.

También, si se dice que las personas no encontraron comida ni posada, es porque la buscaron, así que no es necesario decir que Agripina fue a buscar una fonda y un mesón. Y así sucesivamente se fue omitiendo la información secundaria y seleccionada la que se consideraba sobresaliente. Que los niños tengan miedo por el viento y que las mujeres salgan a la madrugad en busca de agua, son acontecimientos que no dejan de tener un peso primordial, pues en M9 se acentúa este aspecto espantoso del viento, y M10 es una consecuencia de M4, ya que si no llueve hay sequía y quizá por esta razón las mujeres, que aquí se muestran como las que tiene que ver por las cosas del hogar, tengan que salir a buscar el agua.

M11:El protagonista vivió una eternidad en Luvina

M12: En Luvina nadie tiene presente el tiempo

Macroproposiciones tomadas de la secuencia III, en donde se habla del tiempo. Si el protagonista dice que vivió una eternidad, es porque su paso por Luvina no fue gratificante, esas condiciones ambientales que se mencionan en las cinco primeras proposiciones y la noche que pasó en Luvina se multiplicaron, haciendo que su estadía en aquel pueblo fuera agobiante. Como tal vez lo es para los habitantes, quienes ya ni siquiera se preocupan por saber la época del año en la que están, pues Luvina siempre está igual de sombría y solitaria.

M13: En Luvina solo viven los viejos y las mujeres

M14:Los maridos solo regresan a Luvina una vez al año a dejar el sustento de sus mujeres y sus padres

La partida de los esposos para ir a trabajar a otro lugar y su único regreso cada año, deja ver ese abandono en que se encuentran las padres y las esposas, no solo por parte del gobierno en el que ya no creen, sino por el de sus maridos, que prefieren salir de Luvina a trabajar por ejemplo la piedra gris que en aquel pueblo de encuentra. Esta información tomada de la secuencia IV, es importante por la idea de abandonos expuesta en las líneas anteriores, porque deja ver esa soledad de unos viejos que no saben si sus hijos regresaran para que les den de comer y de unas mujeres que aunque tienen una pareja no tienen su compañía y tienen que vivir solas.

M15: El protagonista trató de convencer a los habitantes para que salieran de Luvina y buscaran ayuda del gobierno

M16: Los habitantes no creen en el Gobierno

M17: El protagonista abandonó Luvina

Estas macroproposiciones de las secuencia v, son muy relevantes porque permiten al lector ver la forma de pensar de los habitantes de Luvina. Un creyente en la política trata de convencer a unos desolados viejos de abandonar su pueblo y buscar al gobierno, pero quizás esa vida tan lúgubre que han llevado en Luvina les ha quietado las ganas de luchar y de creen en el gobierno, que nunca les ha ofrecido ayuda y que “sólo se acuerda de ellos cuando alguno de los muchachos ha hecho alguna fechoría acá abajo. Entonces manda por él hasta Luvina y se lo matan. De ahí en más no saben si existe.” Después de los inconvenientes que el protagonista vivió en aquel pueblo y de no lograr que los viejos salieran de allí, el decidió salir solo.

M18: Cuando el protagonista emprendió el viaje hacia Luvina iba cargado de ideas para plasmarlas allí

M19: El protagonista termino por pensar que Luvina es el purgatorio

En la secuencia VI, se puede ver como el protagonista viajó con sus ideales e ilusiones hacia Luvina, pensando que viajaba al paraíso, pero que finalmente después de todo el tiempo que vivió allí terminó pensando que lo que había encontrado era un purgatorio y que después de ir lleno de vida, “volvió viejo y acabado”.

M20: El protagonista se quedó dormido

Finalmente el aquel personaje que narraba su propia historia se quedó dormido, después de recordar con tanta exactitud y tanto sentimiento lo que le había sucedido. En estas 20 macroproposiciones extraídas del texto se puede notar cómo se encuentra organizado el contenido semántico del mismo, además, de resaltarse los temas y acciones principales que existen al interior de Luvina.

Por último, la macroestructura permite que la coherencia global y semántica se configure, ya que “las macroestructura de los textos son semánticas; así pues nos aportan una idea de la coherencia global y del significado del texto que seasienta en un nivel superior que el de las proposiciones por separado.”[43]Por otra parte la coherencia textual se puede lograr por medio del enlace entre

elementos léxicos, para lo cual se utilizan medios como la sustitución léxica sinonímica, la sustitución pronominal o las cadenas nominativas, que permiten lograr la unidad del texto y desarrollar el tema existente en él.

6. Cuál es la meta superordinada y cuál o cuáles la(s) subordinada(s), si las hay.

La meta superordinada es aquel objetivo final que motiva la acción intencionada del agente, y la meta subordinada son esos pequeños planes o acciones que ayudan al sujeto a conseguir su meta y objetivo final.

Metas en el texto Luvina

Aquí no se sacará una meta global del texto, sino que se tomaran diferentes partes del texto y se extraerán las diferentes metas que tiene los personajes en los distintos momentos del relato:

ü “Los gritos de los niños se acercaron hasta meterse dentro de la tienda. Eso hizo que el hombre se levantara, fuera hacia la puerta y les dijera: “¡Váyanse más lejos! ¡No interrumpan! Sigan jugando, pero sin armar alboroto”.

Meta superordinada: el fin del personaje es que los niños no interrumpan y que dejen de armar alboroto.

Meta subordinadas: para lograr que se hagan menos ruido el personaje se levanta, va hacia la puerta y les dice a los niños.

ü “Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en la mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en nuestros brazos. En medio de aquel lugar en donde sólo se oía el viento...

Una plaza sola, sin una sola yerba para detener el aire. Allí nos quedamos.

Entonces yo le pregunté a mi mujer:

-¿En qué país estamos, Agripina?

Y ella se alzó de hombros.

-Bueno, si no te importa, ve a buscar dónde comer y dónde pasar la noche. Aquí te aguardamos -le dije.

Ella agarró al más pequeño de sus hijos y se fue. Pero no regresó.”

Meta superordinada: El objetivo último que el protagonista tiene en este momento del relato es buscar comida y un lugar donde dormir para no quedarse con su familia en aquella desolada plaza.

Meta subordinadas: Para lograr este objetivo, el personaje manda a su mujer a busque lo que él considera que se necesita.

ü “Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo. Me levanté y se oyó el aletear más fuerte, como si la parvada de murciélagos se hubiera espantado y volara hacia los agujeros de las puertas. Entonces caminé de puntitas hacia allá, sintiendo delante de mí aquel murmullo sordo. Me detuve en la puerta y las vi. Vi a todas las mujeres de Luvina con su cántaro al hombro, con el rebozo colgado de su cabeza y sus figuras negras sobre el negro fondo de la noche”.

Meta superordinada: en esta parte del relato el objetivo personaje, el que lo impulsa a realizar determinadas acciones, es saber de dónde proviene el ruido misterioso que está oyendo.

Meta subordinadas: para lograr su meta superordinada, el personaje se levanta y camina en dirección del ruido, hasta llegar a la puerta de la iglesia y encontrarse con que aquel ruido de murciélagos era ocasionado por mujeres.

ü “Vi a todas las mujeres de Luvina con su cántaro al hombro, con el rebozo colgado de su cabeza y sus figuras negras sobre el negro fondo de la noche.

-¿Qué quieren? -les pregunté- ¿Qué buscan a estas horas?

Una de ellas respondió:

-Vamos por agua.

Meta superordinada: El propósito final de las mujeres es obtener agua, es eso lo que las mueve a actuar.

Meta subordinadas: el plan para conseguir el agua es salir todas juntas en las horas de la noche o de la madrugada.

ü “Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena.

-¡Vámonos de aquí! -les dije-. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará.’

Ellos me oyeron, sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos, de los que sólo se asomaba una lucecita allá muy adentro.

-¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al Gobierno?

Les dije que sí.

-También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre de Gobierno.

Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre.”

Meta superordinada: lo que hace que el sujeto lleve a cabo determinadas acciones o metas subordinadas, es el que hecho de querer sacar a las personas de aquel pueblo para que tengan una mejor vida, esta es un objetivo en este suceso.

Meta subordinadas:para lograr su objetivo, trata de convencerlos por medio del diálogo, y propone buscar la ayuda del gobierno

ü “¿Qué opina usted si le pedimos a este señor que nos matice unos mezcalitos? Con la cerveza se levanta uno a cada rato y eso interrumpe mucho la plática. ¡Oye, Camilo, mándanos ahora unos mezcales!”

Meta superordinada: en esta parte del relato, el objetivo principal del narrador es buscar la manera de que la plática que sostiene con aquel otro hombre no se vea interrumpida por estar pidiendo cervezas.

Meta subordinadas:para lograr que la conversación no se interrumpa decide pedir unos mezcales.

Metas global en el texto Luvina

En esta parte se pretende englobar la meta superordinada que impulsa al personaje principal a la búsqueda y el accionar a lo largo del relato:

ü Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.

ü Pero mire las maromas que da el mundo. Usted va para allá ahora, dentro de pocas horas. Tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’. En esa época tenía yo mis fuerzas. Estaba cargado de ideas... Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas. Y uno va con esa plasta encima para plasmarla en todas partes. Pero en Luvina no cuajó eso. Hice el experimento y se deshizo...

El primer fragmento fue tomado del párrafo 16 y el segundo es el párrafo 36 del cuento. En estos fragmentos del texto se evidencia cual es la finalidad del personaje principal:

Meta superordinada: él fue con sus ilusiones a Luvina, tenía infundidas unas idead en su cabeza y su fin último era plasmarlas en aquel pueblo: “hice el experimento y se deshizo…”

Meta subordinadas: para lograr extender sus ideas en Luvina llevo a cabo varias acciones: viajó a aquel pueblo, llevó a su familia, quizás con el fin de quedarse bastante tiempo, pues hay que recordar que él dijo que no sabía cuántos años había estado en Luvina, trato de convencer a los viejos y hasta le toco dormir en la iglesia soportando el ambiente característico del pueblo.

7. Si el lector necesita hacer inferencias para entender la lectura, en casi positivo de qué tipo son.

Debido a la extensión del cuanto, no se evidenciaran todas las inferencias que el lector puede hacer, solo se dará una muestra de algunas de las que se encuentran inmersas en el texto de Juan Rulfo. El siguiente cuadro fue tomado del modelo que el profesor Francisco Joel Gómez presento a la clase para mostrar los diferentes tipos de inferencias:

Tipo de inferencias

Texto que activa la inferencia

Inferencia

1.Referencial o anafórica

Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho.”

La piedra gris es el referente de ella.

“Pero el chicalote pronto se marchita. Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas…”

El chicalote es el referente de lo.

“Y usted, si quiere, puede ver esa tristeza a la hora que quiera. El aire que allí sopla la revuelve, pero no se la lleva nunca.”

Esa tristeza es el referente de la.

2.Antecedente causal

“…el arriero que nos llevó no quiso dejar siquiera que descansaran las bestias. En cuanto nos puso en el suelo, se dio media vuelta:

-Yo me vuelvo -nos dijo.

-Espera, ¿no vas a dejar sestear a tus animales? Están muy aporreados.

-Aquí se fregarían más -nos dijo- mejor me vuelvo.”

El arriero ya había tenido malas experiencias en Luvina y por esta razón no quería permanecer mucho tiempo en el pueblo.

“Nosotros, mi mujer y mis tres hijos, nos quedamos allí, parados en la mitad de la plaza, con todos nuestros ajuares en nuestros brazos. En medio de aquel lugar en donde sólo se oía el viento...”

La causa de que solo se escuche el ciento es que en la plaza no había nadie todo estaba solo.

Aquella noche nos acomodamos para dormir en un rincón de la iglesia, detrás del altar desmantelado.”

Para que esto sucediera la iglesia tenía que estar abierta y sola, sin feligreses ni un cura que estuviera al pendiente

“-¿Qué quieren? -les pregunté- ¿Qué buscan a estas horas?

Una de ellas respondió:

-Vamos por agua.”

En Luvina no hay acueducto, y por esta razón tienen que salir a buscar el agua.

3.Consecuencia causal

“Poco antes del amanecer se calmó el viento. Después regresó. Pero hubo un momento en esa madrugada en que todo se quedó tranquilo, como si el cielo se hubiera juntado con la tierra, aplastando los ruidos con su peso... Se oía la respiración de los niños ya descansada. Oía el resuello de mi mujer ahí a mi lado”

Debido a que se había calmado el viento que antes los había atormentado, los personajes por fin podían dormir tranquilos.

4.reaccion emocional del personaje

“Me dijeron sin sacar la cabeza que en este pueblo no había de comer... Entonces entré aquí a rezar, a pedirle a Dios por nosotros.

Agripina sintió miedo.

“Pero al rato oí yo también. Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo.”

Los personajes sintieron miedo y se angustiaron por el ruido.

5. Temática

Todo el cuento

En Luvina la vida no es fácil

6.Meta superordinada

“Los gritos de los niños se acercaron hasta meterse dentro de la tienda. Eso hizo que el hombre se levantara, fuera hacia la puerta y les dijera: “¡Váyanse más lejos! ¡No interrumpan! Sigan jugando, pero sin armar alboroto”.

El hombre quería silencio

“¿Qué opina usted si le pedimos a este señor que nos matice unos mezcalitos? Con la cerveza se levanta uno a cada rato y eso interrumpe mucho la plática. ¡Oye, Camilo, mándanos ahora unos mezcales!”

El hombre no quería que se interrumpiera la plática

7. Meta subordinada

“Los gritos de los niños se acercaron hasta meterse dentro de la tienda. Eso hizo que el hombre se levantara, fuera hacia la puerta y les dijera: “¡Váyanse más lejos! ¡No interrumpan! Sigan jugando, pero sin armar alboroto”.

El hombre se levanto, fue hacia la puerta y les dijo a los niños.

“¿Qué opina usted si le pedimos a este señor que nos matice unos mezcalitos? Con la cerveza se levanta uno a cada rato y eso interrumpe mucho la plática. ¡Oye, Camilo, mándanos ahora unos mezcales!”

El hombre pide unos mezcalitos.

8. La realización inmediata de la categoría del sustantivo

“El Gobierno…”

Autoridad, entidad pública, institución del estado, política.

9. Instrumento

“Entonces entré aquí a rezar…”

Con un rosario o camándula.

10. Emoción del lector

“Era como un aletear de murciélagos en la oscuridad, muy cerca de nosotros. De murciélagos de grandes alas que rozaban el suelo. Me levanté y se oyó el aletear más fuerte, como si la parvada de murciélagos se hubiera espantado y volara hacia los agujeros de las puertas. Entonces caminé de puntitas hacia allá, sintiendo delante de mí aquel murmullo sordo. Me detuve en la puerta y las vi. Vi a todas las mujeres de Luvina…”

El lector siente pavor por ese ruido fantasmagórico que producen las mujeres.

8. Si en la obra se pueden analizar categorías como: oponente – ayudante; necesario – contingente.

En este punto que hace referencia a los personajes o actantes del relato es necesario tener en cuenta el modelo actancial creado por Graimas. En este modelo se presentan “seis funciones, que descansan en tres partes de categorías actanciales (donde cada una de ellas constituye una oposición binaria). La primera categoría opone el sujeto al objeto, […] en la segunda categoría un remitente se opone a un destinatario [...] y en la tercera se “opone el adyuvante al oponente”[44]. Estos ejes actanciales pueden verse representados en el siguiente cuadro tomado del libro Modelo actancial y su aplicación[45]:

El objeto y el sujeto “se vinculan con una relación de deseo. Este eje traza la trayectoria de la acción y de la búsqueda, plagada de obstáculos, que el héroe debe vencer para lograr su deseo”[46].

La categoría destinador - destinatario “viene a ser el árbitro dispensador del bien y el ordenador virtual de ese bien”[47]. El destinador es aquel que “tiene la función de motivador o propulsor de la acción orientada del sujeto, y el segundo, la de receptor o detentor de la acción de aquel”[48].

Y la tercera y última categoría ayudante – oponente, como su mismo nombre lo dice, son aquellos actantes que ayudan y dificultan el accionar del héroe. Esta pareja “no está necesariamente representada por personajes, sino que […] pueden ser proyecciones de la voluntad de actuar y de las resistencias imaginarias del mismo sujeto, juzgadas maléficas o benéficas por relación a su deseo”[49].

Según esto el cuadro actancial que corresponde al cuanto Luvina es el siguiente:

EJE SUJETO/OBJETO:

El sujeto: en el cuento esta función es llevada a cado por el narrador – protagonista, es él quien ocupa este lugar en el modelo actancial de Greimas debido a ciertas características: en primer lugar, está unido a un objeto, pues, como lo señala Fernando de Toro, “no hay sujeto autónomo […] sino un sujeto – objeto”[50], alguien que desea algo. Segundo, esta entidad está representada por un ser concreto, lo cual le permite ocupar esta posición, ya que el sujeto “pude ser colectivo, pero nunca una abstracción, esto es, tiene que ser una entidad antropomórfica”[51]. Y tercero, alrededor de él, el personaje principal, es de quien se organiza la acción, en palabras de Ubersfeld, “el sujeto de un texto literario es aquel en torno de cuyo deseo la acción, esto es, el modelo actancial, se organiza, […][52].

El objeto: el sujeto del cuento Luvina busca “alcanzar sus ideales”, convirtiéndose este anhelo en el objeto del deseo que persigue el personaje principal. Este deseo lo podemos ver en los siguientes fragmentos del texto que se está analizando:

ü “Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado. Y ahora usted va para allá...”

ü “Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena.”

ü “Tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’. En esa época tenía yo mis fuerzas. Estaba cargado de ideas... Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas. Y uno va con esa plasta encima para plasmarla en todas partes. Pero en Luvina no cuajó eso. Hice el experimento y se deshizo...”

Según como este personaje es llamado por los habitantes del pueblo en uno de los diálogos que se citan: “-¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor?”, da a entender al lector que el protagonista viaja a Luvina en su papel de docente, un rol que lo mete de lleno en la sociedad y lo impulsa a trabajar con ella y por ella. Cuando dice: “Tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’”, deja ver otro indicio de que el no hizo un viaje de placer o turismo, sino que una instancia superior, quizá el Ministerio de Educación u otra entidad que tenga autoridad sobre los profesores, lo envió a este pueblo a trabajar. Y además, cuando dice: “Estaba cargado de ideas... Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas”,el protagonista se está vinculando a un grupo que tienen ideales en común, ya sea el grupo de educadores en general o un sindicato de los mismos. Y son estos ideales los que él quiso implantar en Luvina, “allá dejé la vida”, en ese lugar luchó para alcanzar lo que quería, intentó sacar a los viejos de aquel pueblo, que él pinta como fantasmagórico, pero no lo logró. Finalmente decidió salirse de allí: “ya no volví a decir nada. Me salí de Luvina y no he vuelto ni pienso regresar”.

EJE AYUDANTE/OPONENTE

Ayudante: Agripina, la mujer del sujeto actancial, es quien ocupa esta función. Cuando ellos llegan por primera vez a Luvina sucede lo siguiente: “-Bueno, si no te importa, ve a buscar dónde comer y dónde pasar la noche. Aquí te aguardamos -le dije. Ella agarró al más pequeño de sus hijos y se fue”, en este hecho se ve como ella en su rol de compañera sentimental se convierte en una ayuda para el protagonista, no es él quien va a buscar la comida, es ella quien asume esta tarea. Más adelante, cuando ella se da cuenta que en Luvina no hay nada, “no hay ninguna fonda”, “no hay ningún mesón”, entra a la iglesia: “pero no tienen qué darnos de comer. Me dijeron sin sacar la cabeza que en este pueblo no había de comer... Entonces entré aquí a rezar, a pedirle a Dios por nosotros”. En este acto, en donde no se ofrece una ayuda material sino espiritual, se evidencia el afán de Agripina por mantener a su familia a salvo. Y es que el simple hecho de que esta mujer viaje con su marido a aquel pueblo demuestra su apoyo y su compañía incondicional para con aquel que es su marido.

La función actancial de Agripina, que es ser ayudante, se encuentra en función de del objeto del deseo, pues no se menciona en el cuento que ella también tenga los ideales de su cónyuge, su función de encuentra en relación del sujeto. Para representar este hecho podemos utilizar un triángulo como lo propone Ubersfeld, ya que “estas diversas relaciones [ya sea entre ayudante – sujeto, ayudante – objeto o ayudante – sujeto – objeto] quedan expresadas en lo que Ubersfeld ha llamado el triángulo activo”[53]. La representación de la relación que se presenta en este cuento sería la siguiente:

Oponente: ya se había dicho anteriormente que esta función actancial no tiene que estar representada de manera obligatoria por un personaje de carne y hueso, y eso sucede en este cuento, en donde el oponente es el pueblo que recibe el nombre de Luvina y al que llegara el sujeto actancial de esta historia.

Luvina se opone al sujeto de dos maneras: una se presenta en la parte física y ambiental del pueblo, que al ser un lugar poco fértil, frío, nublado, seco, triste, moribundo y solitario, presenta dificultades para aquellas personas que quieran iniciar una vida allí, como lo quería el narrador-interno del texto; y la otra forma de oponer resistencia al ideal del sujeto, hace alusión a la forma de pensar de los habitantes del pueblo, quienes en ningún momento se dejaron convencer, ni dejaron que las ideas del protagonista se implantaran en aquel pueblo, pues como él mismo lo dice: “en Luvina no cuajó eso”.

La primera forma de oponerse se puede ver perfectamente en las diferentes descripciones que hace el narrador – autodiegético acerca de Luvina, y la segunda, puede referenciarse en los siguientes fragmentos:

ü Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.

ü Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena.

-¡Vámonos de aquí! -les dije-. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará.’

Ellos me oyeron, sin parpadear, mirándome desde el fondo de sus ojos, de los que sólo se asomaba una lucecita allá muy adentro.

-¿Dices que el Gobierno nos ayudará, profesor? ¿Tú no conoces al Gobierno?

Les dije que sí.

-También nosotros lo conocemos. Da esa casualidad. De lo que no sabemos nada es de la madre de Gobierno.

Yo les dije que era la Patria. Ellos movieron la cabeza diciendo que no. Y se rieron. Fue la única vez que he visto reír a la gente de Luvina. Pelaron los dientes molenques y me dijeron que no, que el Gobierno no tenía madre.

ü -Tú nos quieres decir que dejemos Luvina porque, según tú, ya estuvo bueno de aguantar hambres sin necesidad -me dijeron-. Pero si nosotros nos vamos, ¿quién se llevará a nuestros muertos? Ellos viven aquí y no podemos dejarlos solos.

ü -¿No oyen ese viento? -les acabé por decir-. Él acabará con ustedes.

-Dura lo que debe de durar. Es el mandato de Dios -me contestaron-. Malo cuando deja de hacer aire. Cuando eso sucede, el sol se arrima mucho a Luvina y nos chupa la sangre y la poca agua que tenemos en el pellejo. El aire hace que el sol se esté allá arriba. Así es mejor.

Entonces, Luvina es ese oponente que representa, aparte de lo fantasmagórico y moribundo, los pensamientos de un pueblo acerca de la política y de la vida en general.

Con el oponente también podemos hallar una relación del triángulo activo, como se hizo con el ayudante. En este caso, la función de oposición se relaciona con el objeto del deseo, ya que los habitantes se oponen claramente a ese ideal de abandonar Luvina y buscar ayuda del gobierno, pero también se opone al sujeto, ya que le pone dificultades para continuar viviendo en aquel lugar, como la tristeza, el desconsuelo o la falta de alimentos. El triangulo para esta relación sería el siguiente:

EJE DESTINADOR/DESTINATARIO

Dice Fernando de Toro, en su libro Semiótica del teatro, que “en relación con el objeto, podemos encontrar diferentes elementos presentes simultáneamente, [y que] lo mismo puede ocurrir con la función del oponente, del destinador, del destinatario y del sujeto”, esta situación es la que se presenta en este eje temático en donde encontramos a dos actantes en cada función:

Destinador 1: “Tal vez ya se cumplieron quince años que me dijeron a mí lo mismo: ‘Usted va a ir a San Juan Luvina’”;esas personas ([ellos] me dijeron), o esa entidad de la que, en la parte del objeto, ya se había hablado como una hipótesis, cumple(n) el rol del destinador, ya que promueven el viaje del sujeto a Luvina, y sin ese viaje no sería posible, que él narrador protagonista trabajara por sus ideales o los quisiera implantar en Luvina.

Destinatario 1:el sujeto del cuadro actancial, el narrador – protagonista, es sobre quien recae el accionar de ese ser que ordena que “va a ir a San Juan Luvina”, por esta razón ocupa, además de la función de ser sujeto, la de ser un destinatario.

Destinador 2:en esta función se encuentran las ilusiones del personaje principal:

ü Allá viví. Allá dejé la vida... Fui a ese lugar con mis ilusiones cabales y volví viejo y acabado.

Sin esas ilusiones el sujeto de la historia no hubiera intentado que los habitantes de aquel pueblo tuvieran una mejor vida, convenciéndoles de que salieran de Luvina: “-¡Vámonos de aquí! -les dije-. No faltará modo de acomodarnos en alguna parte. El Gobierno nos ayudará’”. Ni mucho menos hubiera intentado extender sus ideas en aquel pueblo: “estaba cargado de ideas... Usted sabe que a todos nosotros nos infunden ideas. Y uno va con esa plasta encima para plasmarla en todas partes. Pero en Luvina no cuajó eso. Hice el experimento y se deshizo…”

Destinador 2:En este caso, el destinatario ya no es el sujeto, porque sobre él no recaen las ilusiones, esas ilusiones viven en él, pero recaen en los habitantes de Luvina, que son a los que el personaje principal trata de infundir sus ideales.

9. En que parte de la obra se puede presentar la mayor complejidad o nudo.

El cuento Luvina de Juan Rulfo llega a presentar complejidad o nudo en varios momentos del relato. El primero de ellos, es el hecho de que el narrador – protagonista hable con alguien, pero ese alguien nunca le conteste, y lo que debería ser un diálogo se convierte en un monólogo, lo complicado no está en que exista un monólogo, está en tratar de comprender por qué nunca se escucha una segunda voz: ¿será que ese otro interlocutor no quería interrumpir el relato?, ¿será que se quedó dormido?, ¿será que nunca existió?, esto queda en manos de cada lector, que lo interpretará de maneras diversas y subjetivas.

Segundo, existe cierto nivel de complejidad en algunas de las metáforas que se suscitan en el cuento, por ejemplo: “escarbando con su pala picuda por debajo de las puertas”, “hasta sentirlo bullir dentro de uno como si se pusiera a remover los goznes de nuestros mismos huesos”, “Apenas les clarea el alba”, entre otras, que para algunos lectores no tan preparados podrían representar alguna dificultad. Claro está, que al decir que las construcciones metafóricas tienen determinado nivel de complicación, no se está diciendo que si el lector no las entiende a totalidad no puede entender el tema global del texto.

En tercer lugar, existe dificultad, sin exagerar el significado de la palabra, en el hecho de que en el cuento se encuentre una ruptura de la linealidad temporal, es decir: que el narrador – interno se encuentre en una tienda tomándose una cervezas y describiendo a Luvina para después pasar a contar en pasado lo que le sucedió en aquel pueblo, citando lo diálogos y recordando cada momento de manera exacta, hasta el punto de cituar al lector ya no en la tienda, sino en Luvina, además, de ser una ruptura que se da varias veces, el protagonista vine y va del presenta al pasado en diversas ocasiones. A esto se suma que en el relato existan dos narradores: el interno o protagonista, que es el que cuanta su propia historia en primera persona, y el extradiegético, que es el que intervine unas cuatro veces para mencionar lo que sucede fuera de la tienda.

Por último, el nudo se centra en la acción o la complicación que presenta el relato, recuérdese que la complicación es la parte de la narración, según Van Dijk[54], que contiene un hecho interesante. En este caso dicho nudo se compone de la llegada y primera noche de los personajes en Luvina y de el diálogo entre en protagonista y los abuelos acerca de las ayudas del gobierno, su complejidad no es alta, pero sí se presenta cuando el lector trata de entender el porqué de del rechazo al gobierno por parte de los abuelos, el porqué la reacción de Agripina que constantemente alzaba los hombros, o por qué se hablaba de los viejos y nunca de los niños del pueblo, etc.

10. Si en la obra prevalecen los diálogos, las descripciones, los monólogos, las evocaciones o la ruptura de la linealidad temporal. Formule una posible explicación.

Descripción: En la obra de Juan Rulfo que aquí se está trabajando, esta estructura textual se presenta en gran parte del texto, de hecho el cuento se inicia con doce párrafos de descripciones referentes a Luvina. Según lo visto en clase, esta configuración descriptiva se presenta con la finalidad de mostrar las propiedades, las cualidades y las funciones de una persona lugar u objeto, en este caso del pueblo llamado Luvina. La descripción en el cuento se hace necesaria ya que por medio de esta el autor configura a los diferentes actantes del cuento, como por ejemplo: Luvina, que juega un rol actancial importante para el desarrollo de la historia, o los habitantes del pueblo que ofrece una visión de cómo es la gente y la vida allá.

Monólogo:Todo el cuento se encuentra enmarcado en un monólogo que sostiene el narrador protagonista de principio a fin. Este discurso tiene cabida en el cuento, debido a qué la otra persona que debería dialogar con el narrador al fin de cuentas no dice nada, y el narrador – protagonista termina suscitando un monólogo que va dirigido a esa otra persona. Pienso que el autor utiliza esta técnica en el relato para mostrar las ganas y la emoción que el narrador tiene para contar su historia, no se cansa de hablar el solo ni cuestiona a su compañero para no cambiar de tema, su intención es solo hablar de Luvina y del paso por ella. Además, este monologo también puede llegar a indicar el desinterés de la otra persona por intervenir en la conversación o hablar y discutir sobre lo que sucede en aquel pueblo.

Diálogos: Los diálogos que se presentan al interior del texto no se encuentran dados en el presente, sino que son citaciones exactas de diálogos pasados que el protagonista tuvo con su mujer o con los habitantes de Luvina. Si bien en el pasado, en donde los diálogos se dieron, tenían la función de trasmitir o intercambiar ideas o pensamientos: cuando se da el diálogo con el arriero o lo viejos, se muestra, por medio de sus intervenciones y por lo que dicen, el modo de pensar de cada uno de los interlocutores, el arriero piensa que en Luvina sus bestias de fregarían, los viejos piensan que el gobierno no los va a ayudar, no creer en él, pero el protagonista tiene una idea contraria acerca de la labor gubernamental. Pero cuando los diálogos son citados por el narrador la función puede cambiar, y ser utilizados por el narrador con el fin de dar a conocer lo que sucedió en Luvina de manera exacta, con diálogos que nunca han salido de su memoria.

Por otro lado, la presencia de una estructura dialogal, monologal o descriptiva en un texto narrativo puede explicarse teniendo en cuenta que, según lo que se expone en el texto lingüística pragmática y análisis del discurso, “es idea lo de texto narrativo, argumentativo, descriptivo o dialógico, porque en el fondo, en un texto real la mayoría de las veces se mezclan estos tipos”[55], así que en este caso se estaría hablando de un texto heterogéneo, ya que se compone de una superestructura narrativa dominante que permite la intervención de otras estructuras subordinadas.

Evocaciones o ruptura de la linealidad temporal: La linealidad temporal de cuanto Luvina se rompe debido a que hay un personaje en el presente que quiere contar su historia que sucedió en el pasado, por ese hecho se tiene que hacer una evocación de lo que ha sucedido tiempo atrás e interrumpir el presente. Además, la narración es una “secuencia que tiene como objetivo contar algo. El hablante es narrador de un suceso, un hecho, situado en otro espacio/temporal distinto al de hablante”[56].

BIBLIOGRAFÍA

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[1] BERNÁRDEZ, Enrique. Desarrollo de la lingüística del texto. En: introducción a la lingüística del texto. Madrid, Espasa – Calpe, 1982. Pág.: 19.

[2] Ibíd. Pág.: 21.

[3] Ibíd. Pág.: 21.

[4] PEINADO, Juan Carlos. Luvina, Juan Rulfo. En:Cuentos hispanoamericanos del siglo xx. España, Rudesa, 2007. Pág.: 93 – 104.

[5] GREIMAS, A.J. La semiótica del texto. Barcelona, Ediciones Paidós, 1993.

[6] Es muy significativa la alusión a estas plantas (dulcamaras, chicalote), propias de terrenos secos, y a su difícil supervivencia en la tierra árida y estéril de Luvina.

[7] Nótese cómo, a través de las propias palabras del personaje recibimos datos sobre el contexto en que se desarrolla el diálogo (es lo que en los textos dramáticos se denomina “acotación interna”).

[8] Aguardiente obtenido de las plantas del mismo nombre (variedad de pita). Junto con el tequila es un de las bebidas alcohólicas más típicas de México.

[9] De hecho, esta escena recuerda la de la visita al castillo del conde Drácula, tantea veces adaptada al cine.

[10] Expresión latina. Conjunto de catorce cruces o cuadros que, representando los pasos de Jesucristo en el Calvario, se colocan en las paredes de la iglesia.

[11] Es clara la metáfora: “apenas empiezan a crecer” (como el sol al amanecer).

[12] Juego de palabras entre “gracia y gratitud”. Tienen la misma raíz etimológica, pero la primera se utiliza en el sentido de “favor, donación, gratitud”, y la segunda en la de agradecimiento.

[13] Personificación irónica del gobierno. La desconfianza de los vecinos hacia él refleja el problema de la ineficiencia y la corrupción institucional que aqueja a la sociedad mexicana.

[14] El purgatorio es el lugar donde las almas limpian (purgan) sus culpas mediante sacrificios, pero, de un modo general, suele designar también cualquier lugar donde se pasan penalidades.

[15] La paradoja (oír el silencio define muy expresivamente la naturaleza sepulcral de Luvina.

[16]Véase la nota 3.

[17] FABRI, Paolo. Lo conocible y los modelos. En: El giro semiótico. Gedisa, 2004. Pág.: 55

[18] MARTINEZ, María Cristina. El análisis textual. En:Análisis del discurso. Universidad del valle, 1997. Pág. 44.

[19] Ibíd. Pág.: 44.

[20] Ibíd. Pág.: 44.

[21] Ibíd. Pág.: 45.

[22] Ibíd. Pág.: 46.

[23] Ibíd. Pág.: 46.

[24] Óp. Cit. BERNÁRDEZ, Enrique. Pág.: 116.

[25] Ibíd. Pág.: 102.

[26] GUTIERREZ, Javier. HERTFELDER, Cynthia. Cómo estudiar literatura. Guía para estudiantes. Barcelona: Vicens Vives. 1989. Pág.: 114.

[27]Óp.cit. PINEDA, Juan Carlos.

[28] LE GUERN, Michel. Metáfora y símbolo. En: La metáfora y la metonimia”. Madrid, ediciones Cátedra, 1973. Pág.: 44.

[29] A.VAN DIJK, Teun. Superestructura. En: La ciencia del texto. Barcelona, Paidós, 1997. Pág.: 142

[30] Ibíd. Pág.: 153 – 158.

[31] Ibíd. Pág.: 154.

[32] Ibíd. Pág.: 155.

[33] Ibíd. Pág.: 156.

[34] Óp. Cit. PEINADO, Juan Carlos. Pág.:102.

[36] Disponible en: http://www.uv.mx/popularte/esp/scriptphp.php?sid=261. Consultado el 23 de julio de 2011.

[37] Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Queroseno. Consultado el 22 de junio de 2011

[38] Óp. Cit. A.VAN DIJK, Teun. Pág.: 154

[39] PUENTES RODRIGUES, Catalina. Tipología textual. En:Lingüística pragmática y análisis del discurso.Madrid, Arco libros. 2000. Pág.: 117

[40] Óp. Cit. A.VAN DIJK, Teun. Pág.: 54 - 78

[41] Ibíd. Pág.: 58

[42] Ibíd. Pág.: 64

[43] Ibíd. Pág.: 55 – 56.

[44] RICOEUR, Paul. Las restricciones semióticas de la narratividad. En:Tiempo y narración II. Siglo XXI, 1998. Pág.: 446.

[45] ROMÁN CALVO, Norma. La acción dramática y los personajes. En: Modelo actancial y su aplicación. México, Editorial Pax México, 2007. Pág.: 55. Disponible en: http://books.google.com.co/books?id=xWm5uZtiETMC&pg=PA53&dq=modelo+actancial+de+greimas&hl=es&ei=hH8sTr7zLIPa0QGOwcHkDg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCgQ6AEwAA#v=onepage&q=modelo%20actancial%20de%20greimas&f=false. Consultado el 21 de julio de 2011.

[46] Ibíd. Pág.: 54.

[47] Ibíd. Pág.: 54.

[48] DE TORO, Fernando. Por una especificación actancial. En:Semiótica del teatro. Buenos Aires, Galerna, 2008. Pág.: 194. Disponible en: http://books.google.com.co/books?id=vVmPjQiHMioC&pg=PA192&dq=ejemplo+del+modelo+actancial+de+greimas&hl=es&ei=j38sTtqgJarm0QG7xtjkDg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CCgQ6AEwAA#v=onepage&q=ejemplo%20del%20modelo%20actancial%20de%20greimas&f=false. Consultado el 23 de julio de 2011.

[49]Óp. Cit. ROMÁN CALVO, Norma. Pág.: 55.

[50] Óp. Cit. DE TORO, Fernando. Pág.: 194.

[51] Ibíd. Pág.: 194.

[52] Ibíd. Pág.: 194.

[53] Ibíd. Pág.: 196.

[54] Óp. Cit. A.VAN DIJK, Teun. Pág.: 154

[55] Óp., Cit. PUENTES RODRÍGUEZ, Catalina. Pág.: 117

[56] Ibíd. Pág.: 138.

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