lunes, 16 de enero de 2012

DIANA CAROLINA ESTUPIÑÁN HERNÁNDEZ

UIS, Lingüística III, 2011

INTRODUCCIÓN

El texto tiene muchos elementos, como las anáforas, catáforas, figuras literarias, conectores, etc., que se pueden utilizar para su análisis. Enrique Bernardéz define el texto como el conjunto de enunciados o proposiciones enlazadas a través de conectores que se encargan de darle coherencia y cohesión a la idea para que el lector pueda, a partir de los referentes que utiliza el escritor, hacer una lectura polivalente, en donde no se tome el texto de forma literal, sino que haya una interpretación adecuada desde las inferencias, las cuales tienen lugar cuando el lector une la información literal, es decir, lo que dice el texto, con aquello que está implícito dentro de esas palabras que lo conforman. También es indispensable que en el texto se mantenga un hilo conductor, es decir, que todas las proposiciones tengan una relación de sentido y esto se puede lograr a través de las llamadas cadenas nominativas, que son repeticiones con diferentes sustantivos de un mismo referente, que llevan a la unidad textual

El presente análisis lingüístico se hará partiendo del cuento “La insolación” de Horacio Quiroga. Se tendrá en cuenta lo propuesto por Van Dijk desde la superestructura, la cual permite establecer el género al cual pertenece el texto y, además, encontrar la organización de los diferentes tipos de narración utilizados en el mismo texto, ya sean descripciones, diálogos, etc., y de esta manera identificar cuál de ellos es el predominante en la obrar a tratar. Por otro lado está la macroestructura que se refiere al sentido global del texto o, de otra forma, la idea principal que se maneja en el escrito.

Otra característica importante en la comprensión del texto es el contexto ya que todo enunciado está sumergido en un mundo particular donde hay una cultura y costumbres que entran en contacto con el entorno y el contexto del lector. Este elemento puede clasificarse en: contexto físico, empírico, natural, práctico, histórico y cultural; cada uno de ellos se complementan en un texto para hacer que se comprenda mejor lo leído.

3. ELEMENTOS ANAFÓRICOS Y CATAFÓRICOS

ANÁFORAS

Old

El cachorro Old salió por la puerta y atravesó el patio con paso recto y perezoso. Se detuvo en la linde del pasto…

Pronombre

El cachorro Old salió por la puerta y atravesó el patio con paso recto y perezoso. Se detuvo en la linde del pasto, estiró al monte, entrecerrando los ojos, la nariz vibrátil y se sentó tranquilo.

Pronombre

Milk, el padre del cachorro, cruzó a su vez el patio y se sentó al lado de aquel con perezoso quejido…

Pronombre demostrativo

Esta vez el cachorro comprendió. Y repuso por su cuenta…

Adjetivo Posesivo

Llanura del Chaco

Veía la monótona llanura del Chaco con sus alternativas de campo…

Adjetivo Posesivo

Monte

Veía la monótona llanura del Chaco con sus alternativas de campo y monte, monte y campo, sin más color que el crema del paso y el negro del monte. Este cerraba el horizonte…

Pronombre demostrativo

Milk

Milk, el padre del cachorro, cruzó a su vez el patio y se sentó…

Pronombre

Milk cruzó las patas delanteras y sintió leve dolor. Miró sus dedos…

Adjetivo Posesivo

Milk cruzó las patas delanteras y sintió leve dolor. Miró sus dedos sin moverse, decidiéndose por fin…

Pronombres Enclíticos

Milk cruzó las patas delanteras y sintió leve dolor. Miró sus dedos sin moverse, decidiéndose por fin a olfatearlos. El día anterior se había sacado un pique…

Pronombre

El oriente

Entre tanto, el oriente comenzaba a empurpurarse en abanico.

Pronombre enclítico

El horizonte

El horizonte había perdido ya su matinal precisión.

Adjetivo posesivo

Dedos

Miró sus dedos sin moverse, decidiéndose por fin a olfatearlos.

Pronombre enclítico

Las Pavas

las pavas del monte lanzaron al aire puro el tumultuoso trompeteo de su charanga.

Adjetivo Posesivo

Los perros

Los perros, dorados al sol oblicuo, entornaron los ojos, dulcificando su molicie

Adjetivo Posesivo

CATÁFORAS

Árbol

En aquel árbol hay dos halcones.

Pronombre demostrativo

Había sufrido

El día anterior se había sacado un pique, y en recuerdo de lo que había sufrido.

Pronombre clítico

CADENAS NOMINATIVAS

ü Old – El cachorro

ü Los perros – Los cinco fox-terriers

ü Míster Jones – El dueño – El Amo – El Patrón.

4. LAS REPETICIONES

* “Mientras se lavaba los perros se acercaron y le olfatearon las botas, meneando con pereza el rabo. Como fieras amaestradas, los perros conocen el menor indicio de borrachera en su amo”

En esta oración hay una repetición lexical, ya que se nombra dos veces en el mismo párrafo a los perros, sin utilizar sinónimos ni ningún otro tipo de repetición. Esto indica que se desea reforzar el concepto y darle un enfoque puntual a la idea. Además, se presenta otra repetición de omisión que refiere al párrafo anterior, donde se hablaba de Míster Jones, por ende este párrafo comienza haciendo alusión a este personaje.

* “Allí, el cachorro vio de pronto a míster Jones que lo miraba fijamente, sentado sobre un tronco. Old se puso en pie, meneando el rabo.”

* “…míster Jones recomenzaba su velada de whisky. A media noche oyeron sus pasos, luego la doble caída de las botas en el piso de tablas, y la luz se apagó. Los perros entonces, sintieron más el próximo cambio de dueño, y solos…”

En esta secuencia de frases se empieza nombrando al cachorro, que después se retomará diciendo Old. Lo mismo pasa en la segunda oración, se inicia con el nombre para luego reemplazarlo con otro sustantivo. Estos sustantivos son repeticiones por sustitución sintagmática ya que son dos maneras de nombrar al mismo personaje. Esta es una forma de hacer más específico el concepto de perros y caracterizar mejor al personaje.

* “Mandó un peón al obraje próximo, recomendándole el caballo, un buen animal, pero asoleado”.

La oración hace referencia a un caballo que cumple la función de hipónimo, ya que este sustantivo está enmarcado dentro de la categoría animal, que es como después se nombra al ser. Animal se convierte en el hiperónimo ya que encierra a todas las clases de animales. Esta repetición ayuda a reforzar el concepto de campo que se maneja en todo el desarrollo del cuento de Quiroga.

5. FIGURAS LITERARIAS

Ø Veía la monótona llanura del Chaco con sus alternativas de campo y monte, monte y campo.

Esta figura literaria, incluida en el texto, se encuentra enmarcada dentro de las llamadas aliteraciones, que es la denominación de las repeticiones dentro de un texto literario. En este caso se repiten dos de las palabras del cuento, “campo y monte, monte y campo” y su función es la de darle mayor énfasis a estas características de la llanura y, además, darle estética y ritmo a la narración. Esta expresión también incluye un retruécano, definido dentro de las figuras literarias como la repetición de expresiones en orden distinto.

Ø Como las fieras amaestradas, los perros conocen el menor indicio de borrachera en su amo.

Esta proposición funciona como una comparación del conocimiento de los perros con el de las fieras amaestradas, ya que estos perros están adiestrados pero la oración hace ver que los caninos conocen muy bien a su dueño. En cuanto a figuras literarias, está incluida en el símil ya que este se basa en las comparaciones de elementos pertenecientes a un mismo campo semántico.

Ø Resistía el sol como un peón…

En este símil se hace una comparación de la resistencia que tiene Mr. Jones con la de un peón, ya que estos son fuertes para el trabajo y resisten cualquier condición del clima. Esta expresión permite inferir que el dueño de los perros estaba en una buena condición física y tenía bastante resistencia al sol fulgente de la llanura del Chaco.

Ø Sentíase en el aire, como si dentro de la cabeza le empujaran el cráneo hacia arriba.

Esta comparación permite que el lector comprenda, desde la experiencia sensorial, el ambiente manejado en el cuento. La expresión permite comprender que Mr. Jones estaba siendo afectado por el calor y que no era tan resistente para ello. En las figuras literarias, esta clase de frases se denominan símiles.

6. SUPERESTRUCTURA

Teun Van Dijk plantea en su libro “la ciencia del texto” un análisis de estructuras narrativas que incluyen términos como superestructura, macroestructura, microestructura y macrorreglas. Estos elementos permiten clasificar un texto dentro de un tipo de texto narrativo, además de comprender las acciones y la organización de la historia.

En este apartado del análisis del cuento de Horacio Quiroga se tendrá en cuenta la definición de superestructura. Van Dijk dice que este concepto se refiere a la organización o esqueleto de un texto, en este caso, narrativo. Afirma que toda narración debe tener una acción interesante que impacte al lector y desde ahí desencadenar la historia. Este acaecimiento puede comprender desde sólo un párrafo hasta un conjunto de ellos, una mayor extensión. Esta categoría se llama Complicación. En “la insolación” esta complicación, o lo que hace que se desarrolle la historia es la aparición de la Muerte. Pero esta no hace presencia una sola vez, sino tres, a lo largo de la historia. Cada una de estos momentos de la historia se pueden clasificar como el inicio, nudo y desenlace de esa complicación. El inicio se toma desde el párrafo 17 en que la Muerte aparece por primera vez ante Old y no la reconoce, pero sus compañeros le explican que ese no es el dueño y desde aquí ellos toman la decisión de estar vigilando al amo, ya que suponen que es él quien va a morir. Después está el nudo que es donde, por segunda vez, hace presencia la Muerte y el caballo que estaba utilizando un peón muere. Los perros, aliviados, creen que no va a morir nadie más, porque éste mal augurio ya cobró su víctima. Y, por último, el desenlace es donde se presenta por última vez la muerte y se produce el encuentro con Mr. Jones y fallece este. La complicación termina en el párrafo final de la historia, §40.

Ante la complicación, los personajes reaccionan de cierta forma ante la acción presentada, pero el desencadenamiento de los hechos no necesariamente pueden ser buenos, puede haber un final negativo o donde esta resolución puede fracasar. En el caso de este cuento, los personajes que son los perros deciden empezar a vigilar a su amo y tratar de alejar con ladridos, o lo que fuera necesario, a la muerte. Aunque esta reacción ante la acción no tiene ningún éxito, debido a que el encuentro con Mr. Jones se produce inevitablemente.

Un suceso conlleva una situación, un lugar, una hora y circunstancias determinadas. Este conjunto de elementos forman el Marco de la historia. En “la insolación” de Horacio Quiroga el suceso se lleva a cabo en una chacra, o granja, ubicada en la llanura del Chaco, es decir, los hechos se realizan en el campo ya que solo se presentan elementos que lo identifican como las haciendas, los arados, el monte, el campo, los animales; este lugar se menciona al principio de la historia, en el primer párrafo, y es una provincia del nordeste de Argentina que tiene una economía basada en la explotación forestal. En este sitio se trabaja en la carpición, es decir, en el arado de la tierra con una máquina llamada carpidora, como se puede evidenciar en §14. Esto nos da indicios para situar en una época, la historia. Por lo tanto, se concluye que se desarrolla en el siglo XIX, aproximadamente. Además, el relato se desenvuelve en un clima caliente, donde se dice, en el §25, que el sol es asfixiante. El marco junto con el suceso forma lo que se llama un episodio. Aunque dentro de un mismo marco se pueden encontrar varios sucesos, esta acumulación de sucesos son los que componen la trama.

ESQUEMA DE LA SUPERESTRUCTURA NARRATIVA

NARRACIÓN

HISTORIA MORALEJA

TRAMA EVALUACIÓN

EPISODIO

COMPLICACIÓN RESOLUCIÓN

7. MACROESTRUCTURA, COHERENCIA GLOBAL Y SEMÁNTICA

Teun Van Dijk, en su libro “La ciencia del texto”, introduce el término “macroestructura”. Afirma que esta es “una representación abstracta de la estructura global del texto” y que tienen mayor relación con la semántica. Las macroestructuras se manifiestan en el texto a través de oraciones temáticas y le dan conexión y coherencia semánticas. Estas temáticas se extraen a partir de las llamadas macrorreglas que son las que organizan las partes más complicadas de una narración. Estas son la omisión, toda información superflua puede ser omitida; la selección, se escoge la información más importante del texto; la generalización, donde se sustituye una proposición o un conjunto de ellas en una nueva; y por último, la construcción donde se sustituye la información por una nueva, donde no se selecciona ni omite nada. Al finalizar lo que resulta es una proposición de acción.

  1. La primera secuencia del relato “la insolación” narra la reunión de los perros para luego encontrarse con su dueño.
  2. Después los perros y su amo descansan cuando aparece la Muerte en la figura de Mr. Jones a la cual responden con miedo.
  3. Los perros sufren por la pronta pérdida de su amo y lo acompañan al campo a trabajar.
  4. Los perros tratan de ahuyentar a la Muerte.
  5. Mr. Jones sale en busca de un tornillo.
  6. Los perros acompañan a su dueño en el viaje.
  7. El patrón no resiste el calor.
  8. Mr. Jones se insola de regreso.
  9. La Muerte y Mr. Jones se encuentran.
  10. La desgracia de los perros.

Esta serie de temáticas manejadas en el cuento aseguran una organización coherente de la historia y una mejor comprensión del lector al ser un relato que no rompe su linealidad. La semántica también se desarrolla sucesivamente ya que no hay una ruptura en el significado global del texto; todas las acciones van dirigidas al mismo objetivo, a la misma complicación.

En conclusión, “la insolación”, de Horacio Quiroga, es un cuento que en ningún momento rompe con la linealidad de sus acciones y, por ende, sus temáticas tienen una organización lógica que hace del relato una narración coherente y semánticamente comprensible.

8. META SUPERORDINADA Y SUBORDINADAS

8.1 META SUPERORDINADA

La meta superordinada de una narración es eso que motiva al personaje a actuar y está enmarcada dentro de los tipos de inferencias que se pueden hacer de los diferentes tipos de texto.

Ø Los perros rechazan el cambio de vida.

8.2 METAS SUBORDINADAS

Estas metas son planes que trazan los personajes para especificar cómo se logra llevar a cabo una acción, independientemente de su éxito o fracaso.

Ø Vigilar en todo momento a Mr. Jones.

Ø Alejar a la Muerte del dueño.

9. INFERENCIAS

Ø Sin moverse, míster Jones se desvaneció en el aire ondulante.

Ø - No es él, es la muerte.

Ø Cuando una cosa va a morir, aparece antes.

Ø -bien alimentados y acariciados por el dueño que iban a perder-

Ø Ladrando con prudente furia a la muerte que se acercaba.

Ø La Muerte, que buscaba a su patrón.

Ø El aire faltaba, con angustia cardiaca que no permitía concluir la respiración.

Ø Había traspasado su límite de resistencia.

Ø El otro se acercaba ya.

Ø El encuentro se produjo.

Todas estas proposiciones a lo largo del texto son las que permiten inferir que la muerte estaba buscando a Mr. Jones y que muy pronto este iba a morir. Esa muerte se produce al final de la historia, por lo tanto esta clase de inferencias se denominan inferencias predictivas porque permiten hacer hipótesis o predicciones en el texto, para ser comprobadas a lo largo de la lectura.

Ø Míster Jones se detuvo, giró sobre sí mismo, y se desplomó.

Esta frase no muestra explícitamente que Mr. Jones murió, solamente presenta indicios para que el lector haga esa inferencia de acuerdo a la información presentada previamente. Este tipo de inferencias se denominan de consecuencia causal ya que despliega un encadenamiento causal que ya se había pronosticado.

Ø La insolación

Ø Seca

Ø Calor creciente

Ø Calor calcinante

Ø El calor crecía

Ø Paisaje encegueciente de sol

Ø Sol fundente

Ø Demasiado calor

Ø Calor quemante

Ø Tormenta de sol

Durante toda la narración se hacen menciones sobre el clima. Anteriormente, se presenta un rastreo de todos los indicios del nivel de calor que hace en la llanura del Chaco. Esto nos permite inferir que el calor va a ser una de las causas de la muerte de Mr. Jones debido a que, según su nombre y la raza de los perros fox-terriers inglesa, los dos son seres no originarios de Argentina, por lo tanto, fueron trasplantados a un lugar muy diferente a su lugar de origen. Esta es una de las razones por las que Mr. Jones no puede resistir el ambiente de la Chacra.

Ø ¡Luego la muerte, y con ella el cambio de dueño, las miserias, las patadas, estaba sobre ellos!

Esta oración permite inferir la muerte de Mr. Jones y que esto desencadenará un cambio de vida en los perros y ellos ya son conscientes de ello. Este tipo de inferencia es predictiva porque me permite avanzar en el texto haciendo hipótesis e ir reconstruyendo la historia

Ø …cuando una cosa va a morir, aparece antes.

Ø Los perros entonces, sintieron más el próximo cambio de dueño, y solos, al pie de la casa dormida, comenzaron a llorar.

Ø Los perros conocen el menor indicio de borrachera en su amo.

Ø …-bien alimentados y acariciados por el dueño que iban a perder-

La presencia de 5 perros que pueden hablar es un indicio de la sabiduría de la naturaleza y su omnipresencia ya que son ellos los que ven a la Muerte, son los únicos que saben que su dueño va a morir. Además, se puede evidenciar la relación entre la naturaleza y los seres humanos, perros y amo.

10. TEORÍA ACTANCIAL DE GREIMAS

Eje del saber

DESTINADOR DESTINATARIO

OBJETO

Eje del deseo

SUJETO

ADYUVANTE OPONENTE

Eje del poder

Este cuadro resume el modelo actancial de Greimas que se compone de un sujeto y un objeto que están relacionados por un eje del deseo, ya que el personaje va en busca de una cosa o ideal que es su objeto de deseo. En el cuento de Quiroga el sujeto lo componen los cinco perros, fox-terriers, que desean hacer que su dueño sobreviva a la muerte.

El eje del poder está integrado por un adyuvante, que es quien le ayuda o facilita al sujeto la obtención de ese objeto de deseo. Por otro lado, está el oponente, que como su nombre lo indica, es quien obstaculiza la búsqueda del objeto. En el caso de “La Insolación” los oponentes son El calor que hace en la llanura del Chaco y también el viaje que debe hacer Mr. Jones por un tornillo, ya que este había enviado a un peón por el tornillo y no lo consiguió.

Por último se presenta el eje del saber donde se encuentran el Destinador y el Destinatario. El primero se encarga de impartir la acción y el destinatario es quien recibe el hecho. En el cuento objeto de análisis, el destinador es la Muerte y el destinatario es Mr. Jones, debido a que el dueño es el que recibe toda la acción.

Eje del saber

DESTINADOR DESTINATARIO

La Muerte Mr. Jones

Supervivencia de Mr. Jones

OBJETO

Eje del deseo

SUJETO

Los Perros

ADYUVANTE OPONENTE

X Eje del poder El Calor y El Viaje

Modelo Actancial para “La Insolación” de Horacio Quiroga.

11. COMPLEJIDAD O NUDOS DE LA HISTORIA

La mayor complejidad en la historia de Horacio Quiroga se evidencia en el momento en que aparece por primera vez la Muerte debido a que se presenta en la forma de Míster Jones y uno de los perros no reconoce lo que en realidad es. Luego, los demás compañeros de Old se encargan de mostrarle lo que significa esa aparición. En este punto la historia se tornar un poco confusa ya que el lector puede llegar a pensar que el amo ya está muerto y que simplemente se presenta a los perros por su estrecha relación de “amigos”.

Otro aspecto complejo para comprender la historia es el vocabulario ya que se usan mucho términos de la región que no son tan sencillos de entender. Estos son algunas de las palabras utilizadas y su significado para la región:

  • Chacra: Granja. También plantación de maíz.
  • Abra: campo despejado en medio de un bosque
  • Seca: Sequía
  • Pique: Parásito similar a la pulga.
  • Pava del monte: Especie de gallina silvestre.
  • Charanga: Música tocada sólo por instrumentos de viento.
  • Molicie: Comodidad
  • Beato: Feliz
  • Carpición: Acción de limpiar la tierra de malas hierbas.
  • Yuyo: Maleza.
  • Greda: Arcilla arenosa.
  • Uncir: Sujetar las bestias al yugo.
  • Carpidora: Utensilio para carpir.
  • Raigón: Aumentativo de raíz.
  • Ijares: Espacios situados entre las costillas y los huesos de las caderas.
  • Rebenque: Látigo del jinete.

  1. TIPO DE NARRACIÓN

J. Adam expone en el texto “lingüística pragmática y análisis del texto” que existen diferentes tipos de secuencias, que son prototípicas, en los discursos como las siguientes: narrativa, descriptiva, argumentativa, explicativa y dialogal. Admite que estas secuencias pueden estar presentes en un solo texto que son los llamados heterogéneos, como también puede haber un texto puro u homogéneo que solamente posea un solo tipo textual. Pero a pesar de que sea un texto no puro, un tipo de secuencia es la que prevalece dentro del escrito.

En el caso del cuento “La insolación” de Horacio Quiroga se mezclan varios tipos textuales, lo cual hace que el relato se clasifique como heterogéneo. Aunque se presentan secuencias dialogales, expositivas, descriptivas y narrativas, esta última es la que predomina en toda la narración ya que la acción es uno de los elementos que prima dentro de la historia. Para demostrarlo, en el siguiente cuadro se hace una gráfica de secuencialidad vs. Temporalidad para ver que la linealidad en este relato no se rompe y la historia tiende desarrollarse de forma secuencial.

Grafica Sec vs

Este análisis se construyó haciendo un rastreo de los elementos alusivos al tiempo en la narración y organizándolos de manera secuencial y temporal. En este tipo de análisis se puede concluir que el relato, a pesar de tener ciertas rupturas, no es la estructura que prevalece debido a que son solamente menciones de tiempos pasados y no recurre a la metadiégesis.

ANEXO

LA INSOLACIÓN

Horacio Quiroga

Anáforas

Expresiones

De tiempo

Referentes

Catáforas

Flecha a la derecha con bandas: Descriptiva§1 El cachorro Old salió por la puerta y atravesó el patio con paso recto y perezoso. Se detuvo en la linde del pasto, estiró al monte, entrecerrando los ojos, la nariz vibrátil y se sentó tranquilo. Veía la monótona llanura del Chaco con sus alternativas de campo y monte, monte y campo, sin más color que el crema del paso y el negro del monte. Este cerraba el horizonte, a doscientos metros, por tres lados de la chacra. Hacia el oeste, el campo se ensanchaba y extendía en abra, pero que la ineludible línea sombría enmarcaba a lo lejos.

Flecha a la derecha con bandas: Expositiva§2 A esa hora temprana, el confín, ofuscante de luz a mediodía, adquiría reposada nitidez. No había una nube ni un soplo de viento. Bajo la calma del cielo plateado, el campo emanaba tónica frescura que traía al alma pensativa, ante la certeza de otro día de seca, melancolías de mejor compensado trabajo.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§3 Milk, el padre del cachorro, cruzó a su vez el patio y se sentó al lado de aquel con perezoso quejido de bienestar. Permanecían inmóviles, pues aún no había moscas.

§4 Old, que miraba hacía rato la vera del monte, observó:

- Flecha a la derecha con bandas: DialogalLa mañana es fresca.

§5 Milk siguió la mirada del cachorro y quedó con la vista fija, parpadeando distraído. Después de un momento, dijo:

- Flecha a la derecha con bandas: NarrativaEn aquel árbol hay dos halcones.

§6 Volvieron la vista indiferente a un buey que pasaba, y continuaron mirando por costumbre las cosas.

Flecha a la derecha con bandas: NarrativaFlecha a la derecha con bandas: Descriptiva§7 Entre tanto, el oriente comenzaba a empurpurarse en abanico, y el horizonte había perdido ya su matinal precisión. Milk cruzó las patas delanteras y sintió leve dolor. Miró sus dedos sin moverse, decidiéndose por fin a olfatearlos. El día anterior se había sacado un pique, y en recuerdo de lo que había sufrido lamió extensamente el dedo enfermo.

- No podía caminar –exclamó, en conclusión.

Flecha a la derecha con bandas: Dialogal§8 Old no entendió a qué se refería. Milk agregó:

- Hay muchos piques.

§9 Esta vez el cachorro comprendió. Y repuso por su cuenta, después de largo rato:

- Hay muchos piques.

§10 Callaron de nuevo, convencidos.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§11 El sol salió, y en el primer baño de luz las pavas del monte lanzaron al aire puro el tumultuoso trompeteo de su charanga. Los perros, dorados al sol oblicuo, entornaron los ojos, dulcificando su molicie en beato pestañeo. Poco a poco la pareja aumentó con la llegada de los otros compañeros: Dick, el taciturno preferido; Prince, cuyo labio superior, partido por un coatí, dejaba ver dos dientes, e Isondú, de nombre indígena. Los cinco fox-terriers, tendidos y muertos de bienestar, durmieron.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§12 Al cabo de una hora irguieron la cabeza; por el lado opuesto del bizarro rancho de dos pisos –el inferior de barro y el alto de madera, con corredores y baranda de chalet- habían sentido los pasos de su dueño, que bajaba la escalera. Míster Jones, la toalla al hombro, se detuvo un momento en la esquina del rancho y miró el sol, alto ya. Tenía aún la mirada muerta y el labio pendiente tras su solitaria velada de whisky, más prolongada que las habituales.

§13 Mientras se lavaba los perros se acercaron y le olfatearon las botas, meneando con pereza el rabo. Como las fieras amaestradas, los perros conocen el menor indicio de borrachera en su amo. Se alejaron con lentitud a echarse de nuevo al sol. Pero el calor creciente les hizo presto abandonar aquel por la sombra de los corredores.

Flecha a la derecha con bandas: Descriptiva§14 El día avanzaba igual a los precedentes de todo ese mes; seco, límpido, con catorce horas de sol calcinante que parecía mantener el cielo en fusión, y que en un instante resquebrajaba la tierra mojada en costras blanquecinas. Míster Jones fue a la chacra, miró el trabajo del día anterior y retornó al rancho. En toda esa mañana no hizo nada. Almorzó y subió a dormir la siesta.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§15 Los peones volvieron a las dos a la carpición, no obstante la hora del fuego, pues los yuyos no dejaban el algodonal. Tras ellos fueron los perros, muy amigos del cultivo, desde que el invierno pasado hubieran aprendido a disputar a los halcones los gusanos blancos que levantaba el arado. Cada uno se echó bajo un algodonero, acompañado con su jadeo los golpes sordos de la azada.

Flecha a la derecha con bandas: Descriptiva§16 Entre tanto el calor crecía. En el paisaje silencioso y encegueciente de sol, el aire vibraba a todos lados, dañando la vista. La tierra removida exhalaba vaho de horno, que los peones soportaban sobre la cabeza, envuelta hasta las orejas en el flotante pañuelo, con el mutismo de sus trabajos de chacra. Los perros cambiaban a cada rato de planta, en procura de más fresca sombra. Tendíanse a lo largo, pero la fatiga los obligaba a sentarse sobre las patas traseras para respirar mejor.

Flecha a la derecha con bandas: Dialogal§17 Reverberaba ahora delante de de ellos un pequeño páramo de greda que ni siquiera se había intentado arar. Allí, el cachorro vio de pronto a míster Jones que lo miraba fijamente, sentado sobre un tronco. Old se puso en pie, meneando el rabo. Los otros levantáronse también, pero erizados.

- ¡Es el patrón! –exclamó el cachorro, sorprendido de la actitud de aquellos.

- No, no es él –replicó Dick.

§18 Los cuatro perros estaban juntos gruñendo sordamente, sin apartar los ojos de míster Jones, que continuaba inmóvil, mirándolos. El cachorro, incrédulo, fue a avanzar, pero Prince le mostró los dientes:

- No es él, es la Muerte.

§19 El cachorro se erizó de miedo y retrocedió al grupo

- ¿Es el patrón muerto? –preguntó ansiosamente.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§20 Los otros, sin responderle, rompieron a ladrar con furia, siempre en actitud de miedoso ataque. Sin moverse, míster Jones se desvaneció en el aire ondulante.

§21 Al oír los ladridos, los peones habían levantado la vista, sin distinguir nada. Giraron la cabeza para ver si había entrado algún caballo en la chacra, y se doblaron de nuevo.

Flecha a la derecha con bandas: Dialogal§22 Los fox-terriers volvieron al paso al rancho. El cachorro, erizado aún, se adelantaba y retrocedía con cortos trotes nerviosos, y supo de la experiencia de sus compañeros que cuando una cosa va a morir, aparece antes.

- ¿Y cómo saben que ese que vimos no era el patrón vivo? –preguntó.

- Porque no era él –le respondieron displicentes.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§23 ¡Luego la Muerte, y con ella el cambio de dueño, las miserias, las patadas, estaba sobre ellos! Pasaron el resto de la tarde al lado de su patrón, sombríos y alertas. Al menor ruido gruñían, sin saber a dónde. Míster Jones sentíase satisfecho de su guardiana inquietud.

§24 Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada, los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky. A media noche oyeron sus pasos, luego la doble caída de las botas en el piso de tablas, y la luz se apagó. Los perros, entonces, sintieron más el próximo cambio de dueño, y solos, al pie de la casa dormida, comenzaron a llorar. Lloraban en coro, volcando sus sollozos convulsivos y secos, como masticados, en un aullido de desolación, que la voz cazadora de Prince sostenía, mientras los otros tomaban el sollozo de nuevo. El cachorro ladraba. La noche avanzaba, y los cuatro perros de edad, agrupados a la luz de la luna, el hocico extendido e hinchado de lamentos –bien alimentados y acariciados por el dueño que iban a perder- continuaban llorando su doméstica miseria.

§25 A la mañana siguiente míster Jones fue él mismo a buscar las mulas y las unció a la carpidora, trabajando hasta las nueve. No estaba satisfecho, sin embargo. Fuera de que la tierra no había sido nunca bien rastreada, las cuchillas no tenían filo, y con el paso rápido de las mulas, la carpidora saltaba. Volvió con esta y afiló sus rejas; pero un tornillo en que ya al comprar la máquina había notado una falla se rompió al armarla. Mandó un peón al obraje próximo, recomendándole el caballo, un buen animal, pero asoleado. Alzó la cabeza al sol fundente de mediodía e insistió en que no galopara un momento. Almorzó en seguida y subió. Los perros, que en la mañana no habían dejado un segundo a su patrón, se quedaron en los corredores.

Flecha a la derecha con bandas: Descriptiva§26 La siesta pesaba, agobiada de luz y silencio. Todo el contorno estaba brumoso por las quemazones. Alrededor del rancho la tierra blanquizca del patio, deslumbrada por el sol a plomo, parecía deformarse en trémulo hervor, que adormecía los ojos parpadeantes de los fox-terriers.

- Flecha a la derecha con bandas: DialogalNo ha aparecido más –dijo Milk.

§27 Old, al oír aparecido, levantó las orejas sobre los ojos.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§28 Esta vez el cachorro, incitado por la evocación, se puso en pie y ladró, buscando a aquel. Al rato calló con el grupo, entregado a su defensiva cacería de moscas.

- Flecha a la derecha con bandas: DialogalNo vino más –agregó Isondú.

- Había un lagartija bajo el raigón –recordó por primera vez Prince.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§29 Una gallina, el pico abierto y las alas apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la siguió prezosamente con la vista, y saltó de golpe.

- ¡Viene otra vez! –gritó.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§30 Por el norte del patio avanzaba solo el caballo en que había ido el peón. Los perros se arquearon sobre las patas, ladrando con prudente furia a la Muerte que se acercaba. El animal caminaba con la cabeza baja, aparentemente indeciso sobre el rumbo que iba a seguir. Al pasar frente al racho dio unos cuantos pasos en dirección al pozo, y se degradó progresivamente en la cruda luz.

§31 Míster Jones bajó; no tenía sueño. Disponíase a proseguir el montaje de la carpidora, cuando vio llegar inesperadamente al peón a caballo. A pesar de su orden, tenía que haber galopado para volver a esa hora. Culpolo, con toda su lógica racional, a lo que el otro respondía con evasivas razones. Apenas libre y concluida su misión, el pobre caballo, en cuyos ijares era imposible contar el latido, tembló agachando la cabeza, y cayó de costado. Míster Jones mandó al peón a la chacra, con el rebenque aún en la mano, para no echarlo si continuaba oyendo sus jesuíticas disculpas.

§32 Pero los perros estaban contentos. La Muerte, que buscaba a su patrón, se había conformado con el caballo. Sentíanse alegres, libres de preocupación, y en consecuencia disponíanse a ir a la chacra tras el peón, cuando oyeron a míster Jones que gritaba a este, lejos ya, pidiéndole el tornillo. No había tornillo: el almacén estaba cerrado, el encargado dormía, etc. Míster Jones, sin replicar, descolgó su casco y salió él mismo en busca del utensilio. Resistía el sol como un peón, y el paseo era maravilloso con su mal humor.

§33 Los perros lo acompañaron, pero se detuvieron a la sombra del primer algarrobo; hacía demasiado calor. Desde allí, firmes en las patas, el ceño contraído y atento, lo veían alejarse. Al fin el temor a la soledad pudo más, y con agobiado trote siguieron tras él.

§34 Míster Jones obtuvo su tornillo y volvió. Para acortar distancia, desde luego, marchó en línea recta a su chacra. Llegó al riacho y se internó en el pajonal, el diluviano pajonal del Saladito, que ha crecido, secado y retoñado desde que hay paja en el mundo, sin conocer fuego. Las matas, arqueadas en bóveda a la altura del pecho, se entrelazan en bloques macizos. La tarea de cruzarlo, seria ya con día fresco, era muy dura a esa hora. Míster Jones lo atravesó, sin embargo, braceando entre la paja restallante y polvorienta por el barro que dejaban las crecientes, ahogado de fatiga y acres vahos de nitratos.

§35 Salió por fin y se detuvo en la linde; pero era imposible permanecer quito bajo ese sol y ese cansancio. Marchó de nuevo. Al calor quemante que crecía sin cesar desde tres días atrás, agregábase ahora el sofocamiento del tiempo descompuesto. El cielo estaba blanco y no se sentía un soplo de viento. El aire faltaba, con angustia cardíaca que no permitía concluir la respiración.

§36 Míster Jones se convenció de que había traspasado su límite de resistencia. Desde hacía rato le golpeaba en los oídos el latido de las carótidas. Sentíase en el aire, como si dentro de la cabeza le empujaran el cráneo hacia arriba. Se mareaba mirando el pasto. Apresuró la marcha para acabar con eso de una vez…y de pronto volvió en sí y se halló en distinto paraje: había caminado media cuadra sin darse cuenta de nada. Miró atrás y la cabeza se le fue en un nuevo vértigo.

§37 Entre tanto, los perros seguían tras él, trotando con toda la lengua fuera. A veces, asfixiados, deteníanse en la sombra de un espartillo; se sentaban precipitando su jadeo, pero volvían al tormento del sol. Al fin, como la casa estaba ya próxima, apuraron el trote.

Flecha a la derecha con bandas: Dialogal§38 Fue en ese momento cuando Old, que iba delante, vio tras el alambrado de la chacra a míster Jones, vestido de blanco, que caminaba hacia ellos. El cachorro, con súbito recuerdo, volvió la cabeza a su patrón, y confrontó:

- ¡La Muerte, la Muerte! –aulló.

§39 Los otros lo habían visto también, y ladraban erizados. Vieron que atravesaba el alambrado, y un instante creyeron que se iba a equivocar; pero al llegar a cien metros se detuvo, miró el grupo con sus ojos celestes, y marchó adelante.

- ¡Que no camine ligero el patrón! –exclamó Prince.

- ¡Va a tropezar con él! –aullaron todos.

Flecha a la derecha con bandas: Narrativa§40 En efecto, el otro, tras breve hesitación, había avanzado, pero no directamente sobre ellos como antes, sino en línea oblicua y en apariencia errónea, pero que debía llevarlo justo al encuentro de míster Jones. Los perros comprendieron que esta vez todo concluía, porque su patrón continuaba caminando a igual paso como un autómata, sin darse cuenta de nada. El otro llegaba ya. Hundieron el rabo y corrieron de costado, aullando. Pasó un segundo, y el encuentro se produjo. Míster Jones se detuvo, giró sobre sí mismo y se desplomó.

§41 Los peones, que lo vieron caer, lo llevaron a prisa al rancho, pero fue inútil toda el agua; murió sin volver en sí. Míster Moore, su hermano materno, fue allá de Buenos Aires, estuvo una hora en la chacra y en cuatro días liquidó todo, volviéndose en seguida al sur. Los indios se repartieron los perros que vivieron en adelante flacos y sarnosos, e iban todas las noches con hambriento sigilo a robar espigas de maíz en las chacras ajenas.

(De Cuentos de amor, de locura y de muerte, 1917)

BIBLIOGRAFÍA

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BERNÁRDEZ, Enrique. Introducción a la lingüística del texto. Madrid, Espasa – Calpe, 1982.

FABRI, Paolo. El giro semiótico. Gedisa, 2004.

GREIMAS, A.J. La semiótica del texto. Barcelona, Ediciones Paidós, 1993.

PUENTES RODRÍGUEZ, Catalina. Lingüística pragmática y análisis del discurso. Madrid, Arco libros. 2000.

RICOEUR, Paul. Las restricciones semióticas de la narratividad. En: Tiempo y narración II. Siglo XXI, 1998.

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