domingo, 22 de enero de 2012

Francisco Joel Gómez Marulanda

Docente

Universidad Industrial de Santander

Universidad Cooperativa de Colombia

Universidad de Santander

PERCEPCIÓN Y CONOCIMIENTO

El conocimiento implica una relación entre quien conoce y lo que se conoce; generalmente en esta relación hay un acto fallido, por lo menos parcialmente, porque quien conoce, por una razón u otra no logra conocer todo lo que pretende. Para los griegos, “Gnoscere ipsum” siempre fue un reto, en la búsqueda por la formación del ser humano con un perfil más o menos ideal. Quizás Sócrates, consciente de que era un imposible o por lo menos un reto demasiado alto para los hombres, siempre se declaró en el otro extremo de muchas pretensiones de los griegos; ni la solicitud de sus más allegados y admiradores para que abandonara su extremismo lo hicieron retractarse y prefirió beber la cicuta con la valentía y resolución de un hombre muy superior a los de su contexto.

Ounspensky, Gourdieff y muchos esoteristas han proclamado que un hombre conoce lo que es perceptible por los órganos de los sentidos. En esta afirmación no hay una revelación extraordinaria, y se supone que todos la entendemos. Ellos han marcado una determinante insistencia en que quizás lo más importante y fundamental es elevar el grado de atención y de conciencia por parte del sujeto cognoscente frente a cualquier compromiso aprehensivo. Si aceptamos este requerimiento, todo está garantizado para lograr más altos niveles de percepción, conocimiento y aprendizaje. Es decir, la solución está a la vuelta de la esquina y es abordable para cualquier ser humano y profano que se interese por ello.

Desde la perspectiva de nuestro nivel afectivo y emotivo, se puede entender fácilmente que aquello interesante, estimulante o asumido como positivo y agradable, logra captar mejor la atención, puesto en otros términos, logra comprometer más mejor niveles de percepción. Es posible acercarnos a la idea de que los procesamientos en paralelo, que implican varios niveles perceptuales, juegan más a favor del que se propone una tarea de una naturaleza u otra. A manera de parodia, “Allí donde está tu corazón, está tu mundo”. La fascinación se constituye en una fuerza irresistible para el logro de objetivos y propósitos. Si se la adopta como patrón de acción en la cotidianidad de las tareas propias, de un lado los logros resultan más plausibles; de otro, las tazas porcentuales de desgaste en los procesos inherentes a determinada tarea son menores; es decir habrá menos cansancio y, en consecuencia, una posterior actitud favorable ante la eventualidad de realizar acciones semejantes. Aquí vuelve a ganar la filosofía popular “Con amor nada se siente”. No de otra manera se puede explicar, por lo menos, de una forma simplista, la reciedumbre con la cual grandes hombres de la humanidad han trabajado a lo largo de la vida en jornada maratónicas y se han constituido en verdaderos ejemplos de dedicación a la obra que cada quien enfrenta.

Rita Levi-Montalcini nació en Turín, Italia, tiene actualmente 103 años y se considera una neuróloga destacada en el contexto mundial. Sostiene que el cerero no envejece y se jacta de su intensa y emocionante actividad profesional, por demás fructífera e itinerante. Una mujer enamorada de su quehacer científico. Si se aventura un poco acerca de sus inicios como científica, es de suponer que la principio tuvo que hacer esfuerzos para saltar la barrera del menor esfuerzo y lanzarse al mundo. Hoy el mundo científico se congracia a su lado y se enorgullece por ello.

Muchos podrán pensar que Montalcini ha sido una mujer favorecida por alguna condición privilegiada de orden biogenético, y que, gracias a esta exclusiva dadiva de Dios, le ha resultado fácil situarse a tal altura en los escenarios internacionales. Hay quienes se empeñan en sostener que hay un predeterminismo genético que inclina la balanza a favor de los genios. Es más bien una explicación ramplona y facilista frente a los desafíos que se tienen en el proyecto vital de cada ser humano.

Para Vega, 1984, la atención es una capacidad del ser humano que tiene ciertos límites, pero afirma que puede haber variaciones en el ámbito de su puesta en acción. No de otra manera se entiende la posición de la psicología cognitiva en el sentido de que el entrenamiento y la estimulación constituyen soportes ineludibles para el desarrollo y obtención de una mayor capacidad atencional, hasta poder afirmarse, sin lugar a dudas que el ser humano está en capacidad de mantener varios centros focales de manera consciente.

En términos de conocimiento el conceptual, que consiste en representaciones invisibles, inmateriales, pero universales y esenciales, resulta más complejo que el sensible; éste atañe más a la singularidad y aquél a la universalidad; en consecuencia, para el primero se deben necesitar mayor atención para garantizar, si pudiese ser la palabra, el cometido que se pretenda previa descodificación e interpretación de los mensajes sensoriales surgidos de los diferentes receptores. Necesario es repetirlo, la percepción se inicia como proceso con esa apertura a la realidad que se llama atención.

En el estudio de los textos narrativos resulta fácilmente demostrable que el lector es capaz, sin mayor dificultad, de aludir al los elementos o personajes centrales de un cuento, historia o relato, pero fácilmente descuida u olvida aspectos tangenciales o aparentemente no importantes a dicha historia. Como resultado de una fortaleza frente a una debilidad, existen autores que proponen la existencia de dos tipos de memoria a largo plazo, cuya explicación podría ubicarse al lado de los intereses, apetitos y emociones, y como consecuencia de ello, debe haber una inquietud permanente en los pedagogos por reforzar permanentemente los lazos de afectividad y motivación que los estudiantes deben tener en su aprendizaje, sobre las bases del porqué y del cómo. En cuanto al cómo, se insinúa un diálogo abierto para el diseño y aplicación de opciones de aprendizaje, con propuestas multifocales y multimodales, ya que los científicos buscan «identificar en qué áreas somos más efectivos para trabajarlas y mejorar el rendimiento», según lo explica Carlos Tejero, de la Sociedad Española de Neurología (SEN), quien especifica que «la consecuencia práctica de esta investigación es complicada, porque el modelo que usamos para el aprendizaje y la memoria no lo conocemos en toda su extensión. Es un anhelo concebirlo». Aquí se esgrime como fuerza de razón y lógica que los actos pedagógicos deben darse en consonancia con los niveles de interés en cada contexto y circunstancia.

Según un artículo publicado por A. Jiménez en el diario La Razón de España, el cerebro puede recibir estimulación neuronal para mejorar la potencia de la mente sin esfuerzo. Mediante dispositivos de resonancia magnética funcional se ha logrado aumentar el rendimiento del área visual y mejorar la percepción de las cosas. Los investigadores dicen que podría aplicarse también en la memoria, las emociones, el control del movimiento y el aumento del rendimiento atlético.

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